AMOR, AMOR
El matrimonio formado por Richard Gere y Alejandra Silva está ambientado en una mansión llena de lujos, pero lejos de alardear y ser ostentosos la pareja invierte su fortuna en otras cosas.
La vida de Richard Gere (73 años) y Alejandra Silva (39 años) está llena de lujo y comodidades, pero lejos de lo que se pudiera pensar, a la pareja no le gusta alardear de su fortuna y donan ingentes cantidades de dinero a múltiples organizaciones benéficas.
El actor que nos enamoró en 'Pretty Woman' y 'Otoño en Nueva York' conoció a su actual pareja, la española Alejandra Silva, durante una estancia de ambos en la costa Amalfitana, concretamente en Positano.
Los 34 años de diferencia que los separan no son un obstáculo para la pareja, y es que los unen más cosas que los separan. Tanto el intérprete como la empresaria española han pasado por divorcios traumáticos. Él vivió su segundo matrimonio de la mano de Carey Lowell durante 14 años y ella estuvo casada con Govind Friedland desde 2012 a 2015.
¿Cómo se conocieron? Según cuentan, fue un flechazo pocos días después de que ella finalizara su primer matrimonio y, tan pronto como pudo, puso rumbo a Nueva York para continuar su historia de amor. Una historia de amor que se selló en 2018 con un 'sí, quiero' y que sigue viva.
En cuanto a su vida en pareja, poco es lo que se sabe, pues los dos mantienen un perfil bajo en redes. Eso sí, por el perfil de Alejandra se puede ver cómo están muy volcados en la familia que han construido juntos.
Son poseedores de una gran fortuna que cada uno ha amasado a su manera. Del actor se estima que puede tener unos 275 millones de dólares, fruto de una extensa carrera en Hollywood que se remonta cinco décadas en el pasado.
Ella también parte de una situación económica privilegiada, y es que la empresaria es hija del que fuera presidente del Real Madrid, Ignacio Silva.
Sin embargo, a juzgar por su perfil en redes, la pareja no es muy ostentosa y, si hay algo que debemos destacar de su vida, es que están muy involucrados en temas sociales y en poner su granito de arena contra situaciones de desigualdad.
La pareja vuelca buena parte de sus esfuerzos en la fundación RAIS, una ONG que funciona como red de apoyo para ayudar a personas que no tienen hogar o en riesgo de perderlo.
A pesar de la multimillonaria fortuna que ambos amasan y del precio de su anterior y nueva mansión, de 28 y 11 millones de dólares respectivamente, la pareja siempre se ha volcado con las causas sociales y emplean su afortunada posición para ayudar a los más necesitados.