TRISTE PÉRDIDA
Hace tres años, Ana Obregón vivió el peor momento de su vida: la pérdida de su hijo. Tiempo después también tuvo que despedirse de sus padres y ahora, con motivo de la muerte de Fernando Fernández Tapias, ha tenido que regresar a un tanatorio. Como confiesa a los micrófonos de Europa Press, se trata de un lugar en el que no se siente cómoda.
Familiares y amigos se reunían este miércoles en el tanatorio de La Paz de Madrid para despedirse de Fernando Fernández Tapias, que este jueves será enterrado. La viuda del empresario, Nuria González, llegaba completamente devastada, pero arropada de rostros tan conocidos como Isabel Preysler o Ana Obregón.
La bióloga, de riguroso luto, compartía con el exvicepresidente del Real Madrid una estrecha relación, casi familiar. Tal y como ella misma confesaba a los micrófonos de Europa Press, Fernando era íntimo amigo de su padre: "Como un tío para nosotros, hasta el punto de celebrar navidades y todo juntos".
Una pérdida totalmente inesperada para la actriz que le ha vuelto a llevar al lugar que tan malos recuerdos le trae. En mayo de 2020, Ana Obregón tuvo que pronunciar el último adiós a su hijo, Aless Lequio, que falleció a causa de un Sarcoma de Ewing.
De nuevo en un tanatorio, la presentadora no quiso detenerse a hablar con los medios de comunicación por un motivo de peso: "Chicos, es que no me siento yo bien en este sitio, perdonadme".
Aún así, confesó que Nuria González estaba "triste" y que la pérdida del empresario había sido totalmente "inesperada". Tras esto, se despidió con rostro serio y miles de recuerdos sobre la pérdida de su hijo -y posteriormente de sus padres- inundando el momento.