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Con estos sencillos trucos y una buena hidratación, tu cuerpo no sufrirá los daños de cambiar tu horario de forma brusca. Disfruta del verano llena de energía y conservando la línea.
Llega el verano y con él la jornada laboral intensiva. La mayoría de las empresas cambian sus horarios en la temporada estival, pero no solo cambian los horarios, también hay cambios importantes en la rutina.
Con la relajación que caracteriza al verano, unido a los cambios de horarios, se unen los cambios alimenticios. Y es que el horario de verano casi obliga a desayunar súper pronto y comer bastante más tarde de lo normal. Llegas al trabajo antes y te vas antes, pero la hora de la comida se retrasa. Aunque lo compensa tener toda la tarde libre por delante para hacer lo que más te apetezca.
Es más, el horario de verano es defendido y aconsejado por la mayoría de psicólogos, sus beneficios son muchos, por ejemplo: disminuye el estrés, mejora la autoestima y el humor, y además aumenta la práctica de deporte. Pero también puede ser una bomba para tu alimentación.
Trucos para adelgazar con la jornada intensiva de verano
- El desayuno: el desayuno es la comida más importante del día siempre, pero durante esta época se convierte en algo más que imprescindible. Por tanto, queda totalmente prohibido saltarse el desayuno.
Lo mejor es que en esta comida estén muy presentes los hidratos de carbono, son necesarios para tener energía suficiente y rendir. Si a esto le añadimos fruta, frutos secos, algún lácteo y algo de proteínas el desayuno será muy completo, perfecto para la larga jornada laboral que hay por delante.
- Come cada pocas horas: lo ideal es hacerlo cada 3 o 4 horas. Así es más fácil mantener el metabolismo activo y despierto. Es importante planificarse las 5 comidas recomendadas al día. No consiste en darse atracones de comida a unas horas y a otras no comer nada, sino buscar un punto medio en el que las comidas estén compensadas, y no solo en cuanto a cantidad, también en cuanto a nutrientes. Puedes llevarte dos tentempiés al trabajo, combina proteínas, fruta, lácteos e hidratos.
Eso sí, evita los picoteos insanos durante la larga jornada laboral. Una cosa es comer cada pocas horas, pero con conocimiento, y otra muy diferente comer la primera cosa que se nos pase por la cabeza a las horas que queramos.
- En las comidas, a mediodía: con las prisas y el hambre lo más normal es coger lo primero que veas en el frigorífico, la mayoría de las veces se trata de alimentos procesados, muy saturados. Por eso, intenta prepararte la comida antes. Incluso si llegas y no tienes nada de comer, no improvises: con unas verduras y algo de proteína estará perfecto.
- Las cenas: intenta adelantar el horario de tus cenas. Aunque es difícil porque en verano los horarios se van retrasando. Sin embargo, cenar pronto es una buena opción para irte con el estómago vacío a dormir. Además recuerda que durante la cena no debes pasar del 25% de calorías del total del día.
Toma nota de estos consejos y adapta tu alimentación al horario de verano. Y recuerda: con el calor la hidratación se vuelve todavía más fundamental. No olvides beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día.