HAY QUE VISITARLAS SÍ O SÍ
No hay duda de que Nueva York es una de las capitales gastronómicas del mundo. Allí, el visitante hambriento de experiencias puede exaltarse con un abanico inmenso de propuestas y especialidades, desde sus puestos callejeros a algunos de los restaurantes más exclusivos del mundo. Y, aunque a algunos, en comparación, una hamburguesa pueda parecerles una opción simple, esta no deja de ser uno de los símbolos gastronómicos de la ciudad, capaz de llevarte al cielo después de horas pateando el asfalto neoyorquino.
The Burguer Joint (at Méridien)
Escondido -aunque ya no tanto- en el vestíbulo del hotel Le Meridien, en pleno Midtown Manhattan, The Burguer Joint es un minúsculo local de aire 'underground', auténtico pese a encontrarse alojado en un hotel de cuatro estrellas. Que no te dé apuro cruzar la amplia entrada de mármol. Localiza la pesada cortina de terciopelo que se encuentra a la izquierda, justo detrás del mostrador, y habrás cantado bingo.
La estética detrás de la cortina es bien diferente: mostrador atiborrado, paredes firmadas y grafiteadas, posters, un viejo televisor de aires noventeros, mesas tipo dinner a compartir… La cola es larga y el lugar suele estar lleno hasta los topes, pero no te estreses si ves que te vas acercando a la caja y no localizas ningún hueco libre: las plazas se van liberando con precisión casi milimétrica.
En la pared de la entrada encontrarás la carta y unas hojas y lápices con los que hacer tu pedido. La oferta es breve y no deja mucho espacio a la duda: aquí hemos venido a comer hamburguesas. Decide si la quieres sola, con queso, doble, con o sin tomate; y con qué soda la vas a acompañar, y espera a que te llamen para hincarle el diente a una de las mejores hamburguesas de tu vida.
Shake Shack
En el año 2000, justo después de la remodelación de Madison Square, el joven Randy Garutti puso a funcionar un carrito de 'hot dogs' y hamburguesas que alcanzó una popularidad considerable. Cuatro años más tarde empezó a gestionar el kiosco de comidas de la archiconocida plaza, donde ofrecía clásicos americanos simples y a buen precio.
El éxito fue tal que, en poco tiempo, empezaron a sucederse las aperturas. Primero por el resto de la ciudad, luego del país y, finalmente, del mundo (de Londres a Tokio, Beirut, Seúl, Dubai, Moscú o Estambul). Hoy existen más de 130 Shake Shack en varios continentes, pero el imprescindible sigue siendo el de Madison Square, donde empezó todo. Pide tu hamburguesa con sus míticas patatas en zig-zag y un 'milkshake' y siéntate a disfrutar en una de sus mesitas al aire libre, bajo las copas de los árboles y las luces de colores. Eso sí, si el día sale bueno, prepárate para hacer por lo menos media hora de cola para poder pedir… ¡lo bueno se hace esperar!
Impossible Burguer
Que no te engañe el concepto de "hamburguesa vegana", aunque eso es precisamente lo que es la Impossible Burguer. Si decimos que está compuesta principalmente de trigo, patata, y aceite de coco, no resulta muy atractiva, pero lo cierto es que su sabor te sorprenderá y te hará dudar de si realmente es 100% vegana. El secreto es el “heme”, una molécula encargada de llevar oxígeno a la sangre, que es también causante del sabor “metálico” de la carne y que los responsables del proyecto han conseguido aislar a partir de la soja para crear la primera hamburguesa vegana que sabe y luce como una de vacuno.
La cosa tiene mucha ciencia detrás, e inversores de primer nivel (¿te dice algo el nombre de Bill Gates?). Siendo honestos, no es 100% igual que una hamburguesa de ternera, pero resulta deliciosa, incluso desde el punto de vista carnívoro, y está a años luz de cualquier otro filete vegetal que hayas probado. La sirven diferentes restaurantes (entre otros, el Momofuku de David Chang o los de la cadena Bareburger) y de momento parece que tardará en llegar a Europa, así que vale la pena echarle un tiento a esta revolución gastronómica.