El veranito es traicionero
En el verano y con el calor, se multiplican las posibilidades de que los alimentos nos hagan pupita mala. Estos son los síntomas a los que hay que estar atentos.
Huevo crudo, carne y pescados poco hechos, platos mal refrigerados... El verano es una época propicia para las intoxicaciones alimentarias y, por muchas precauciones que tomemos, nunca estamos totalmente a salvo. Es más, hay veces en las que nos llegan y ni nos enteramos, al confundirlas con otros dolencias. Por eso, aquí van una serie de indicios a los que estar atentos.
1. Hay muchas intoxicaciones alimentarias diferentes. Se trata de una expresión que puede abarcar una gran cantidad de infecciones diferentes. Por eso, sus síntomas exactos y su gravedad pueden variar, dependiendo del tipo de bacteria, virus o parásito y de cómo se encuentre nuestro sistema inmune.
2. Hay una serie de síntomas que casi siempre están presentes. Son la diarrea, la náusea y los vómitos, que pueden hacer pensar que se trata de una gripe estomacal o de un virus.
3. Los primeros síntomas pueden comenzar apenas una hora después de comer y entre los más habituales están, además de los ya reseñados, están los calambres en el estómago y en el intestino.
4. Otros síntomas pueden incluir hinchazón y gases, fiebre, sensación de debilidad, dolor abdominal y cólicos. En este caso, no hay ninguna duda de que nos encontramos ante una intoxicación alimentaria y hay que acudir al doctor inmediatamente.
5. En el caso de una intoxicación por botulismo, una de las más raras pero también de las más graves, hay que estar atentos a otros síntomas como son dificultades en el lenguaje, visión borrosa, debilidad muscular, problemas para tragar, boca seca, parálisis muscular o vómitos.
6. Hay que estar atento a cualquier signo de deshidratación que puede suponer sequedad de boca, escasa o nula micción, ojos hundidos o piel acartonada y poco flexible. En ese caso, toca acudir inmediatamente al centro de salud más cercano.
7. También hay síntomas menos habituales pero igualmente peligrosos, como son hormigueo en los brazos, confusión, heces con sangre o de color demasiado oscuro así como alteraciones de color en la piel.