Igual te estás pasando

Siete signos de que estás tomando demasiado azúcar

¿Te sientes cansado?, ¿has engordado en los últimos meses?, ¡ya casi nada te sabe dulce de verdad? No lo dudes, son señales de que se te está yendo la mano con el azúcar.

Aunque la OMS no hace más que llamar la atención sobre que hay que moderar el consumo de azúcar, gran parte de la población mundial pasa kilos del tema. Ahí están los de la OMS diciendo que con 12 cucharadas al día por persona es suficiente y ahí estamos nosotros atiborrándonos, no ya de dulces (que también), sino de los miles de alimentos que tienen azúcar escondido entre sus componentes. Pues bien, para comprobar si estamos en el límite o nos estamos pasando de la raya, es suficiente con estar atentos a algunas señales que emite nuestro cuerpo. Aquí van siete inconfundibles.

Necesitas azúcar cada poco tiempo. Puesto que el azúcar actúa de una manera similar a la de una droga, genera un subidón seguido por un bajón que deja a nuestro organismo pidiendo a gritos un poco más. Esto explica porque, muchas veces, tras comernos un donut, a las tres horas ya tenemos al cuerpo pidiendo más guerra…

Tu piel sufre. Cuando estamos tomando más azúcar de la cuenta, nuestra piel también reacciona. El consumo excesivo desencadena una respuesta hormonal que se manifiesta incluso en forma de acné o de algún otro tipo de erupción.

Estás de mal humor. El bajón de azúcar en la sangre que sucede al subidón de habernos dado un atracón hace que nos sintamos malhumorados. Es el resultado de habernos montado en la montaña rusa del azúcar… y de que ya nos encontremos bajando.

Estás cansado. El mismo sube y baja también hace que nuestro cuerpo se sienta sin energía. Si tomamos mucho azúcar, estaremos sometiendo a nuestro cuerpo a ese estrés de picos y valles constantemente y nuestros niveles de energía se verán también afectados. Además, una dieta excesivamente ‘azucarada’ suele implicar que estamos comiendo pocas proteínas e hidratos, con lo que seguramente nuestro cuerpo estará ca-yén-do-se-por-los-su-e-los.

Enfermas con mayor facilidad. El azúcar debilita nuestro sistema inmunológico así que, si seguimos una dieta rica en dulces es má que probable que los resfriados o los virus os visiten con mayor frecuencia. Otro de los problemas de comer demasiadas chuches.

Ya nada te sabe dulce. Cuánto más dulce comamos, más se elevará nuestro nivel de tolerancia. Es decir, es probable que una galleta con no demasiado azúcar pase a resultarnos sosa y que necesitemos una rosquilla generosamente glaseada para que nuestras pupilas gustativas la encuentren lo suficientemente dulce.

Engordas. Cuanto más azúcar entre en nuestro organismo, más posibilidades habrá de que ganemos peso. Al fin y al cabo, el azúcar son calorías y un consumo excesivo disparará el nivel de insulina en nuestro cuerpo, lo que se asocia a la obesidad, según se ha demostrado en experimentos con animales. Al final, acabaremos pesando más.