Deja la cerveza, muchacho
Apostamos por un veranito 'healthy' llenando el mueble bar de bebidas sanas y que no suponen demasiadas calorías para tu cuerpo serrano... Vamos con ellas.
Digámoslo antes de nada: en verano, lo más refrescante es beber agua. Y también lo más sano. Lo más de lo más en todos los sentidos. Pero somos humanos y, ops, podemos llegar a aburrinos del h2o. Ojo que es comprensible. Nuestro cuerpo se rebela y pide un poquito más de sabor. Es el momento de dárselo. Por eso, vamos aquí con una buena selección de bebidas sanas y que, además, no nos suponen un pelotazo calórico. En el siguiente listado no encontrarás ni refrescos azucarados o edulcorados ni nada con alcohol. Allá va nuestra selección.
Limonada. Vamos a recuperar este clásico veraniego en su versión casera, claro está. Tomar la que no hemos hecho nosotros equivale a sumar calorías por la vía del zumo de limón -que quizá sea un refresco- y el abuso del azúcar. Si la hacemos nosotros mismos, podremos controlar los ingredientes para dar lugar a una bebida muy saludable. Si nos controlamos, podemos tener una limonada con apenas 40 calorías por vaso. Y esto está bien.
Té frío de hibiscus. Una opción deliciosa y aromática para combatir el calor de la manera más sana posible. Basta con dejar hervir el agua con entre 30 y 50 gramos de flor de hibiscus y un toquecito de azúcar. A continuación, basta con dejarla enfriar en la nevera durante una horita. Tendremos un refresco completamente natural y que no tiene por qué superar las 20 calorías por vaso. Además, hay estudios que le atribuyen propiedades antioxidantes. ¡Y no tiene cafeína!
Horchata. Vamos a romper una lanza en favor de una de las bebidas más vilipendiadas en las redes en los últimos tiempos. Hecha a base de chufa y endulzada ligeramente, tiene pinta de resultar mucho más engordante de lo que en realidad es. Lo cierto es que las versiones artesanales, en comparación con las industriales, con totalmente compatibles con llevar una dieta equilibrada. La clave está en controlar el contenido de azúcar añadido y sustituirlo, por ejemplo, por canela. Unas 80 calorías por cada 100 gramos hacen que pueda tomarse sin abusar de ella.
Aguas aromatizadas. Más sencillo imposible: basta con añadir limón, menta, pepino o cualquier cosa a una jarra de agua para obtener una refrescante variación de nuestro h20 del grifo. ¿Calorías? Casi nulas. ¿Abanico de sabores? Cuasi infinitos, dependiendo de la fruta, verduras o aromática que elijamos. Aquí sí que no hay discusión posible.
Agua de coco. Aunque el coco es calórico, su agua no lo es. Una ración de 100 ml de esta refrescante bebida apenas llega a las 20 calorías. Conviene, eso sí, no confundir con la leche de coco, mucho más grasa y que se utiliza para cocinar currys o postres. Cuanto más natural sea, tanto mejor. Como en otros casos, hay que estar atentos a la cantidad de azúcar que nos pueden colar en las versiones industriales.
Zumo de tomate. ¿Has echado en falta el umami en las bebidas que llevamos hasta ahora? Si lo que estás buscando es un plus de sabor, el zumo de tomate es la bebida que andas buscando. No solo posee todos los nutrientes de esta fruta, sino que, además, resulta muy refrescante y bajo en calorías. Por cada vaso, no estarás metiéndote en el cuerpo más de 50, con lo que es una bebida perfectamente compatible con una dieta equilibrada.
Kombucha. Vamos con esta bebida milenaria de origen asiático, que se obtiene de la fermentación de una colonia de bacterias y levaduras llamada scoby que, mezclada con té verde, azúcar de caña, agua mineral demanantial y zumos, da como resultado un sabor muy curioso, ácido y dulce a la vez. Por cada 100 mililitros tan solo tenemos 20 calorías por lo que es el momento de abrazarla. Fuerte.