Escucha a tu cuerpo
Aquí van unas claves para saber en qué momento ya has comido suficientemente.
Los niños son sabios: dejan de comer cuando "su barriguita" les dice que "ya está llena". Es increíble, pero esa capacidad para escuchar a nuestro cuerpo desaparece cuando somos mayores. De ahí vienen problemas como el sobrepeso, la adicción a la comida, el abuso del 'fast food', etc. Pero, ¿cómo saber cuándo nuestro estómago está lleno y es el momento de parar? Aquí van algunas pistas sencillas que conviene tener en cuenta.
La comida YA no está tan buena. Aunque se trate de tu pizza favorita, de las croquetas de tu madre o del plato estrella de tu restaurante favorito, cuando uno empieza a estar lleno, el sabor ya no parece tan delicioso. Todo esto tiene un porqué: cuando tenemos hambre realmente nuestro nivel de azúcar en sangre suele ser bajo, el estómago está vacío y las papilas gustativas están más 'despiertas', por así decirlo. Esa es la razón de que los primeros mordiscos nos parezcan increíblemente deliciosos y que el nivel vaya bajando paulatinamente. Cuando el sabor ya sea rutinario, es el momento de parar.
Sientes tu estómago como una bolsa llena de cosas. Aunque parezca increíble, hay muchas personas que no son capaces de sentir que, en un sentido estrictamente físico, su estómago ya se ha llenado. Es decir, cuando comenzamos a estar saciados, tenemos que ser capaces de notar que la tripa está llena, como una cesta de la compra en la que ya hubiera caído todo lo que necesitamos. Por eso, es conveniente parar a mitad de la comida, dejar los cubiertos, y dedicar un segundo a ver cómo vamos y si es necesario que sigamos ingiriendo.
Tu estómago cambia de tamaño: date cuenta. Aunque puede resultar inadecuado hacer en público, os aseguramos que echar un ojo a la barriga para ver si ha cambiado de tamaño funciona perfectamente. Cuando eches un vistazo y te hayas dado cuenta que, donde había una pequeña elevación ahora hay una montañita, no lo dudes, es el momento de parar. Puedes aprovechar un descanso de la comida o inspeccionarte cuando vayas al baño.
Para un poquito antes de sentirte totalmente lleno. Esta es una regla que a veces nos mosquea, porque no entendemos por qué parar cuando aún podríamos comer algo más. La razón es que hay un pequeño intervalo entre que nuestro estómago está lleno y nuestro cerebro procesa la información. Ese es el periodo en el que nos podemos pasar de la raya y el momento en el que debemos parar. Ten en mente también la regla que dice que hay que comer hasta llenarse únicamente un 80 y no un 100%. Esa es la clave para una buena digestión.
Come la mitad del plato y pregúntate a ti mismo si necesitas más. Algunos nutricionistas recomiendan esta regla en el caso de tener ante nosotros una ración de un tamaño generoso. Su modus operandi es el siguiente: divide en dos montoncitos iguales la comida. Tómate primero una mitad y pregúntate a ti mismo si es necesario que sigas con el resto. Es posible que esa pausa te indique cuánto más requiere tu cuerpo para estar saciado.
Come des-pa-ci-to. Ten en cuenta que tu estómago y tu cerebro tienen que sincronizarse y, si comes a toda velocidad, hay mayores posibilidades de que caigas en la trampa de pasarte de la raya. Por eso, una de las claves para llenarte antes es tratar de ralentizar tu modo de comer. Si lo haces, te sentirás saciado antes y es más que probable que no necesites seguir comiendo.
No lleves ropa demasiado holgada. Un truco tonto, pero que funciona a la perfección, especialmente cuando comemos fuera de casa. Si llevamos un pantalón muy ancho sentiremos más tarde que estamos llenos que si vestimos un pantalón estrecho. ¿Conoces esa sensación de que vas a tener que desabrochar el botón porque, si no, no puedes seguir? Pues bien: lo ideal es no llegar nunca hasta ese punto pero con ropa más ajustadita llegarás antes, ¿no crees?