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Si hay algo realmente difícil de encontrar es un tomate delicioso. Es como elegir el melón ideal. Te contamos seis aspectos en los que debes fijarte para acertar de pleno.
Un tomate de verano debería ser sabroso... pero no siempre lo es. Lo primero a lo que te animamos a fijarte en el aspecto exterior: si el color es irregular, buena señal. Otro rasgo importante es la piel, que debe ser fina.
El peso también importa; un tomate demasiado ligero no es de buena calidad. Indica que no tiene mucha carne. Los tomates 'feos' también son bien recibidos; suelen ser más ricos que los que parecen demasiado perfectitos.
La hora de la verdad llega cuando los cortamos y echamos un vistazo a su interior. Si tienen líneas blancas en la carne, mala señal. Finalmente, están el aroma y el sabor. Aquí sí que no hay género de dudas sobre cuál es bueno y cuál malo.