GASTRONOMÍA | LA DUQUESITA Y LA VACA
Con más de cien años de historia, la confitería madrileña La Duquesita ha actualizado su imagen manteniendo la esencia de siempre. No es el único local que ha aplicado la máxima "renovarse o morir" para seguir conquistando a sus comensales. Recorremos algunos de estos "nuevos" restaurantes que seguro te sorprenden tanto a la vista como al estómago.
En plena milla de oro madrileña se encuentra la confitería La Duquesita. Con más de cien años de historia, desde 1914, este local es famoso por pastelitos y bombones y por sus roscones de reyes, entre otros muchos dulces que llenan sus mostradores.
Los dueños de La Duquesita aplicaron la máxima "renovarse o morir" para seguir conquistando a sus clientes. El local mantiene la esencia de la confitería fundada por la familia Santamaría, pero con un aire moderno y chic que el estudio Payser, encargado de la reforma, ha dado al espacio. "Fue un lujo trabajar en este proyecto ya que hablamos de uno de uno de los locales más emblemáticos de Madrid. Al ser un local protegido por Patrimonio, fuimos extremadamente cuidadosos. No pudimos modificar gran parte del interior, así que nuestra 'marca' más reconocible es el suelo", nos cuenta Paco Genovart de Payser. Otros locales que tienen su sello son Casa Ciro o la terraza Los Gallos.
Junto a La Duquesita, otros restaurantes que forman parte del panorama gastronómico madrileño es LAVACA. Uno de sus locales más concurridos es el que se encuentra en Arturo Soria, donde nuevo concepto, una nueva imagen y nuevas elaboraciones conquistan a la clientela de siempre y a nuevos comensales.
"Queríamos entrar de lleno en la revolución gastronómica y la universalización de los sabores con un nuevo concepto, pero siendo muy conscientes de que, desde 1994, La Vaca Argentina se había convertido en un templo para los amantes de la carne", explica el portavoz del restaurante, Alfonso Valero.
Cerca de Toledo, en Cabañas de la Sagra, se encuentra el restaurante Casa Elena, donde se ha reconvertido una antigua casa con pajar de 1930 en un restaurante ecológico y sostenible manteniendo la arquitectura original.