¿Adivinas cuál es el que más tiene?
Naranja, limón, cola... es posible que bebas refrescos a diario y quizá te preguntes cuál es el que menos calorías más y cuál el que más. Ojo, estamos dejando al margen los cero calorías, que esos van por otro lado. Aquí hablamos de los normales...
Ay, los refresquitos. Esos veranos de la infancia en los que dejábamos caer una bebida carbonatada de sabor dulce tras pegarnos un carrerón en bici... Ahora, con algunos años más, antes de tirar de la anilla de una lata nos lo pensamos dos o tres veces. ¿Cuántas calorías tiene cada uno? Os lo contamos.
Refresco isotónico. Puedes pensar que estas bebidas, a medio camino entre el refresco y las energy drinks, son las más ligeras y quizá lo imagines por su falta de colorante, su carácter de bebidas isotónicas. Pues bien, estás en lo cierto: cada lata tiene unas 86 calorías y son, con diferencia, los refrescos menos calóricos.
Té frío con sabor a limón. Cuando este refresco llegó a nuestras vidas -en los ya lejanos años 90-, muchos los abrazaron convencidos de que era la opción más saludable. "Al fin y al cabo, ¿es tan solo té servido a baja temperatura, no? ¿NO?". Pues sí, pero algo de azúcar lleva, lo que hace que alcance unas moderadas 110 calorías.
Naranja. Seguramente en tu infancia tuviste que elegir entre dos bandos todo el rato: que si del Madrid o del Barça, que si Mecano o Hombres G, que si Nintendo o Sega... También tuviste que elegir entre refresco de naranja o limón. Si eres de los que optaron por el primero, alégrate, tiene 112 calorías, lo que significa que tampoco es para tanto...
Limón. Seguramente te estarás preguntan por qué demonios tiene calorías una bebida basada en un cítrico como el limón... Pues bien, una lata de refresco de limón alcanza las 142 calorías y a razón es muy simple: tiene una mayor cantidad de azúcar que la de naranja para hacerla agradable al paladar. Sorpresas te da la vida.
Cola. Este jarabe irresistible de color oscuro, sabor inconfundible y fórmula secreta (esto es así, sea la marca que sea), lleva años bajando su contenido calórico, lo que deja cada lata de refresco en unas 138 calorías, lo que no la convierte en el refresco más 'heavy', pero tampoco permite decir que es apta para dietas. Cuidadín...
Manzana. Hemos elegido otro refresco clásico -y sin burbujas- porque es la clásica opción que elige el amigo/a que está a dieta y que, "para no hincharse", decide pedir este refresco en el bar. Pues bien, hay que decir que la lata llega a las 140 calorías. El culpable es, una vez más, el azuquitar que lleva y que lo hace irresistible.
Lima-limón. Otro refresco clásico es éste: con un refrescante sabor a lima-limón (pero dulzón, no nos engañemos), burbujas como para montar varios jacuzzis y falta de color que hace que podamos llegar a confundirlo con agua con gas. Una cosa es cierta: es un gran remedio contra la resaca, pero sus 142 calorías lo ponen en el top 1.