FRESCO Y FÁCIL
Aprende a preparar un delicioso ajoblanco malagueño para sorprender a tus visitas con un plato fresco y sencillo para este verano.
Con las altas temperaturas es normal que el apetito no esté preparado para comidas jocosas y consistentes. Habitualmente no hay nada más apetecible que un plato fresco y bien sabroso. Por suerte, durante la época veraniega, en España contamos con algunas delicias culinarias muy tradicionales; el salmorejo, el gazpacho, la porra antequerana, la mazamorra cordobesa o el ajoblanco malagueño.
Pero hoy nos centraremos en este último plato, considerado el gazpacho primigenio que cumple siempre las expectativas de los comensales. Sobre todo en los días calurosos de primavera y verano, convirtiéndose en una de las mejores recetas de la cocina andaluza.
Se trata de una elaboración humilde con origen en Andalucía, probablemente durante la etapa histórica del al- Ándalus. Nació como una mezcla de todo los alimentos que entonces la población tenía a su alcance. Pan en migas, ajo, aceite de oliva, vinagre, sal, agua y almendra. Sin embargo, no tiene tanta popularidad como el gazpacho, el cual se formó tal y como lo conocemos hoy tras la llegada del tomate. Es una buena alternativa a la porra antequerana o al resto de sopas frías tan populares en tierras andaluzas.
Además, por si fuera poco, es un alimento cuya preparación es muy económica. No obstante, en este artículo os mostraremos la forma de preparar un delicioso ajoblanco malagueño. De esta manera, sorprenderemos a nuestros invitados con una alternativa diferente pero sencilla.
Este plato requiere previsión dado que la noche anterior debemos poner en remojo las almendras peladas y guardarlas en la nevera. Sin embargo, se trata de un paso opcional y no es obligatorio. Eso sí, ayuda a mejorar la textura del ajoblanco malagueño.