Son estupendos, siempre que se asocien con una alimentación sana
La primavera ha arrancado y, con ella, los planes para perder unos kilitos. Los probióticos y prebióticos te pueden echar una mano. Y de propina, estarás más sano.
Cuando alguien nos habla de alimentos probióticos, tendemos a imaginarnos unos bichillos de color blanco que se alojan en nuestro cuerpo después de que nos comamos un yogur. Bueno, aunque esto parezca una escena salida de 'Érase una vez la vida...', tiene bastante que ver con la realidad. Los alimentos probióticos contienen microorganismos vivos añadidos que permanecen activos en el intestino, de modo que alteran la microbiota intestinal del cuerpo. Los podemos encontar en el yogur, el kimchi, la sopa de miso o el chocolate negro...
Además de los probióticos, hay que tener en cuenta a los prebióticos. Son ingredientes alimentarios no digeribles que estimulan el crecimiento y la actividad de los probióticos en el intestino al servir como fuentes de energía. Estos incluyen componentes alimenticios tales como fructo-oligosacáridos o la inulina, que se encuentran en las alcachofas, los plátanos, las cebollas, el trigo o la cebada.
La pregunta ahora es ¿cómo ayudan los probióticos y prebióticos a perder peso? Hay diversos estudios que relacionan su ingesta con la posibilidad de adelgazar. En un estudio publicado en el 'European Journal of Clinical Nutrition' en junio de 2010 se encontró que beber cada día un vaso de leche fermentada con un probiótico llamado Lactobacillus gasseri podría ayudar con la pérdida de peso y disminución de la grasa abdominal. Otro estudio, publicado en el 'British Journal of Nutrition' en abril de 2014, concluyó que los suplementos de otro probiótico, Lactobaccilus rhamnosus, parecen ayudar a las mujeres obesas a perder peso y grasa corporal siempre que se combine (y esto es importante) con una dieta reducida en calorías. Las mujeres que recibieron los suplementos perdieron aproximadamente el doble de peso durante el período de estudio de dos años que las mujeres que siguieron la misma dieta sin tomar los suplementos. Porque una cosa es importante: los probióticos, por sí mismos, no son capaces de eliminar la grasa corporal y ayudar con la pérdida de peso de manera mágica.
Por su lado, los prebióticos ayudan en el manejo del peso de dos maneras principales, facilitando la proliferación de probióticos y aumentando la sensación de saciedad. Los prebióticos y probióticos trabajan sinérgicamente, por lo que a menudo se combinan en suplementos. Sin prebióticos, los probióticos no prosperarían y las bacterias dañinas predominarían perjudicando el sistema inmune y la vitalidad. Los prebióticos absorben el agua para formar un gel, lo que resulta en un menor tiempo de tránsito a través del intestino. Esto contribuye a la sensación de saciedad, sin las calorías adicionales, covirtiéndolos en un activo importante para gestionar el peso corporal.
Por tanto, ¿es suficiente con comerse un yogur al día o un plato de kimchi a la semana para perder peso? Los expertos alertan de que no, de que lo verdaderamente importante es consumir probióticos y prebióticos en el marco de una dieta equilibrada. De nada sirve jartarse a comida basura y luego tomarse un complementito dietético a base de probióticos y prebióticos. Eso no funciona. De todas formas, la comunidad médica advierte de que, pese a los resultados de estos estudios, son necesariasmás investigaciones para llegar a una conclusión totalmente válida. La estaremos esperando...