LA UVA DE MODA
De vinate a señor vino. Los caldos elaborados con uva garnacha están de moda, tanto como para tener un concurso internacional. Te damos unos cuantos datos para que puedas hacerte el guay ante tus amigos en una cata.
Hace mucho, mucho tiempo, en las tierras secas de Aragón, surgió una variedad de uva perfectamente adaptada al medio: resistente al viento, preparada para soportar la sequía e incluso capaz de criarse sobre suelos pedregosos... ¡Lo tenía todo! Pero le faltaba una cosa: la fama. Y eso es algo que ahora tiene, gracias a la apuesta por la excelencia de las bodegas y a la 'varita mágica' de cierto gurú enológico. Hablamos de la garnacha, la variedad de vino de moda. Su historia es tan interesante como sus cualidades.
“Hasta hace unos 15 años era una variedad de uva que se dejaba de lado, porque producía vinos fuertes. Todo cambió cuando se le empezaron a aplicar nuevas técnicas de elaboración, que han refinado el vino haciéndolo más frutal y menos alcohólico”, explica Miguel Botica, propietario de la tienda especializada Vinos Botica, en Zaragoza. Frédéric Galtier, portavoz del concurso internacional Garnachas del Mundo, suma razones: “En un momento de redescubrimiento de las variedades autóctonas, cierto gurú se enamoró de la garnacha y la puso de moda”, comenta en alusión al famoso crítico de vinos Robert Parker.
Precisamente el concurso Garnachas del Mundo, que en este 2017 se celebrará en Alguero, en la isla de Cerdeña, da prueba de la pujanza internacional de los caldos elaborados con esta uva. Ampliamente difundida en el arco mediterráneo, al certamen se presentan garnachas de España, Francia, Italia, Grecia... Y también de lugares tan lejanos como Australia. Y es que esa es otra de las peculiaridades de la garnacha: su imbatible resistencia a la sequía y a las enfermedades hizo que ya en el siglo XVIII se implantara en la tierra de los canguros, y que en el siglo XIX se convirtiera en la favorita de las plantaciones de California.
La vuelta al mundo de la garnacha, como la de Willy Fogg, acaba en casa. En la comarca turolense del Bajo Aragón, en Mas de las Matas, se encuentra Tierramaestrazgo, una bodega surgida hace un par de años y que solamente trabaja con nuestra protagonista. “Aunque esta zona es típica de garnacha, en las últimas décadas se había abandonado el cultivo de la vid. Así que aposté por hacer lo que se había hecho siempre, pero con los conocimientos actuales”, relata Antonio Sisques, propietario de la bodega e ingeniero agrónomo con larga experiencia en la D.O. Somontano.
Tan decidida es la apuesta de Sisques por la garnacha que no solo produce tintos, la uva primigenia y habitual, sino también los menos conocidos blancos. Incluso se ha lanzado con los rosados, algo un tanto osado, ya que es más complicado sacarle a esta uva la coloración apropiada. En todos los casos, explica Sisques, los vinos de garnacha “son muy frutales, los tintos con recuerdos a frutos rojos y los blancos a frutas blancas, aunque estos últimos son menos aromáticos y más minerales en función de las características del terreno”. Miguel Botica apunta, como otra de sus características definitorias, que por su baja acidez, “no puede dar lugar por si sola a un vino de crianza o reserva, tiene que combinarse con otras uvas”.
Por último... ¿Cuál es el mejor camino para adentrarse en la garnacha? Botica recomienda a los neófitos en lides enológicas “empezar por vinos jóvenes de garnacha, preferentemente mezclada con syrah, porque resultan más amables al paladar”. Para los ya iniciados, aconseja “prestar atención a las nuevas garnachas de tipo francés, que tienen más color y son mucho fáciles de beber que las tradicionales”. Y cita como ejemplos el Ruberte Trésor, caldo producido por la bodega del mismo nombre del Campo de Borja, y el Cloteta Garnacha Indígena, de Mas Torubio (Cretas, comarca del Matarraña), elaborado con la variedad “peluda”, muy típica de Cataluña.