¿Y por qué a veces duele la cabeza?
A lo mejor no eres consciente, pero después de meterte un helado entre pecho y espalda (algo que harás muchas veces este verano), te entra una sed de la leche y, a veces. también te duele la cabeza. Te explicamos a qué se deben estos curiosos fenómenos.
¿Cuántos helados llevas ya esta temporada? Seguro que más de uno, canalla. Es llegar a los 20 grados y comenzar el consumo de helados como si no hubiera un mañana. Que nos conocemos. A lo mejor nunca has reparado en ello, pero cuando acabas un cucurucho o un helado en vasito, sientes de repente una sed tremenda. ¿A qué se debe esto?
Podríamos pensar que se debe a que el helado tiene sal entre sus ingredientes, pero no, esa no es la única respuesta (aunque influye). Verás, cuando comes un helado, te metes entre pecho y espalda sales, azúcar, aminoácidos... que tu cuerpo absorbe y que pasan al torrente sanguíneo. Todos estos alimentos desencadenan una reacción parecida a la que sentimos cuando estamos deshidratados, con lo que se emite una señal al hipotálamo. El agua abandona el hipotálamo camino de la sangre a través de un proceso de osmosis, con lo que se desencandena la respuesta de la sed, tanto en el cuerpo como en el cerebro.
Ten en cuenta que con los alimentos dulces la reacción es parecida: el azúcar entra en nuestra sangre y consume el agua, con lo que también se desencadena la sensación de sed. En el caso del helado, que, además, contiene sal, el efecto se amplifica...
Ya que estamos, vamos a aprovechar para arrojar luz sobre otro efecto de los helados: el dolor de cabeza, leve y momentáneo, que a veces provocan estas delicias heladas. Cuando comemos un helado, éste entra en contacto con el centro del paladar, que se conecta con terminaciones nerviosas que reaccionan al frío el frío haciendo que se hinchen los vasos sanguíneos de la cabeza. No, no es que se congele tu cerebro (que es la sensación que nos da), sino que sufres una leve inflamación Esta rápida inflamación que suele durar unos minutos como mucho y que se concentra en la parte central delantera. Pero, ¿no vas a dejar de comer helados por esto, verdad? Ya imaginábamos...