SUS BENEFICIOS

Por qué no deberías tirar la cáscara de la sandía

La sandía es conocida por su alto contenido de agua, lo que la convierte en una opción hidratante ideal en los días calurosos. Además, es baja en calorías y grasas, por lo que es una alternativa saludable, cargada de vitaminas y minerales. ¡Es imprescindible en tu nevera!

SandíaPexels

Para sofocar el calor veraniego, necesitamos refrescarnos interna y externamente. ¿Qué mejor que un buen bol de fruta fresca para merendar? Entre los frutos de temporada, destaca la sandía como una de las favoritísimas, gracias a su gran cantidad de agua. Aunque su roja y jugosa carne nos encanta y el contraste cromático con su cáscara verde es muy vistoso, probablemente nunca se te haya pasado por la cabeza consumir su corteza.

No, no es algo descabellado, sobre todo si tenemos en cuenta que solemos utilizar la cáscara del limón y la naranja para realzar el sabor de nuestros postres, o incluso nos comemos la piel de la manzana, por ejemplo.

A primera vista, la cáscara de la sandía puede parecer poco apetecible y difícil de consumir por su textura dura y verde. Sorprendentemente, es altamente beneficiosa para el organismo y puede ser tomada de diversas maneras.

¿Qué beneficios nos aporta la cáscara de la sandía?

Más allá de lo beneficioso que puede ser comer sandía por sus propiedades energéticas, ingerir la corteza de este rico fruto también puede dar un extra al organismo en muchos sentidos. En primer lugar, tenemos que destacar su gran aporte vitamínico.

Se considera una fuente de nutrientes importante por sus altos niveles de vitamina A y vitamina C, sobre todo. También nos ayudará a obtener otras sustancias, como el potasio y el magnesio. A nivel digestivo, su porcentaje de fibras nos ayuda a regular el tránsito intestinal, con lo que lograremos prevenir el estreñimiento.

No solo destaca por estas cualidades, también debes saber que puede actuar como un poderoso antiinflamatorio como ya hace la carne del fruto. Y, por si fuera poco, es antioxidante, pues contiene licopeno y citrulina. Por ello, su ingesta puede contribuir a suavizar el envejecimiento. Así pues, la próxima vez que consumas sandía, no te olvides de guardar la cáscara.

Formas de consumir la cáscara de sandía

A pesar de sus cualidades, consumirla no es tan sencillo como pegarle un bocado. Su consistencia es muy dura y resulta poco agradable en boca, por lo que se recomienda procesarla antes de ingerirla. ¡Muy importante! Lávala antes de hacer cualquier cosa con ella.

Una de las formas más sencillas es rallarla. En esa textura, la podrás incluir en ensaladas, en salsas o cremas, entre muchas otras elaboraciones. Otra alternativa es añadirla a tus batidos, cortándola en pequeños trozos y mezclándola con el resto de ingredientes, sobre todo frutas.

Si lo prefieres, la puedes escaldar unos minutos para ablandarla y que sea más sencilla agregar en salteados y guisos. Y por último, una de las formas favoritas para los amantes de lo agridulce es encurtiéndola, como los pepinillos. Lograrás darle un sabor peculiar y mantenerla en perfecto estado por más tiempo.

Trucos para dar con la mejor sandía

Comprar la mejor sandía puede ser un desafío, ya que no siempre es fácil determinar su calidad solo mirando el exterior. Sin embargo, puedes probar con algún que otro truco para tratar de elegir la más dulce y jugosa.

En primer lugar, observa la apariencia externa. Busca una sandía que tenga una cáscara uniforme, sin golpes. Debe tener un color verde oscuro o verde claro, dependiendo de la variedad. Evita las sandías con manchas blancas o áreas blandas, ya que puede ser un signo de falta de madurez o daño.

También debe ser pesada. Para poder determinar el estado de su interior, golpéala suavemente. Si el sonido es sordo, es posible que la sandía esté demasiado madura o tenga problemas en su interior. Además, busca el punto de apoyo en la base de la sandía, debe ser amarillo cremoso o naranja pálido como indicador de una correcta maduración.