¿Por qué no deberías quitar la piel al chorizo?

Los embutidos forman parte de nuestro día a día en la tradición culinaria. Fuet, chorizo, mortadela y salchichón son productos preparados a partir de carnes picadas, condimentos y especias que se introducen en las tripas naturales que permite conservar mejor estos productos.

De hecho, la piel que recubre el chorizo, aunque permite conservarlo mejor, no es siempre comestible. Si la piel está hecha de la tripa natural, podrás comerla sin problema, en cambio, si es artificial, no te lo pienses dos veces y deséchalo porque la piel sintética se suele producir con ingredientes como celulosa, colágeno o algún tipo de plástico. Por ello, evita ingerirlo porque puede llegar a ser perjudicial para la salud, pero ¿cómo saber si es natural o artificial?

Solamente tendrás que buscar la etiqueta del producto y buscar si la piel es comestible o no. Otra de las señales visuales que pueden ayudarte a distinguirlas es que las naturales tienen formas irregulares, curvadas y atadas con un cordel. En cambio, las artificiales tienden a arrugarse en los extremos y tienen un aspecto uniforme, sin irregularidades ni imperfecciones.

Eso sí, tanto si es comestible como no, es importante conservar el pellejo de este embutido, si piensas guardarlo una vez empezado, porque te ayudará a protegerlo y a conservarlo durante más tiempo.

¿Cómo conservar el chorizo más tiempo?

Lo primero que debes hacer es despegar la piel por un lado y deslizarla hacia abajo antes de cortar los trozos que vayas a consumir. Una vez que acabes vuelve a tirar hacia arriba y dale unos cuantos giros hasta que quede totalmente cubierto y protegido.

De esta forma, la próxima vez que vayas a consumirlo tendrás que repetir el proceso hasta acabar por completo con el chorizo. Gracias a este truco estarás protegiendo al chorizo y se mantendrá en perfectas condiciones para cuando quieras volver a consumirlo.