SEGURIDAD ALIMENTARIA
Existen centenares de tipos de micotoxinas conocidas, aunque la sociedad no sabe exactamente qué es esta sustancia y qué implicaciones tiene sobre la comida. Las frutas son los alimentos más propensos a ser contaminados por este tipo de compuestos.
Tiene buen aspecto, buen color y buen aroma, pero una pequeña parte de la pieza de fruta que te dispones a comer tiene una apariencia un tanto extraña, incluso desagradable. Instintivamente, ante una situación de este tipo decidimos cortar la parte mala y comernos el resto, pues no hay ningún aspecto visible que nos lleve a hacer lo contrario.
Aunque aparentemente pueda parecer que la fruta aún está sana, las bacterias que han provocado el mal estado de la zona ya se han propagado y toda tu fruta puede estar igual de contaminada que el trozo que has desechado.
¿Qué son las micotoxinas?
Se tratan de pequeñas sustancias que no son visibles por el ser humano y que aunque lo más probable es que no tengan consecuencias sobre tu salud, un consumo prolongado o excesivo de alimentos con esta partícula puede desencadenar importantes problemas intestinales. También se pueden denominar toxinas fúngicas y la realidad es que estos compuestos son tóxicos y se generan de forma natural por algunos tipos de moho.
Las micotoxinas aparecen en la comida cuando el producto se infecta con moho, sobre todo la fruta, los cereales, las especias o los granos de café. No deben aparecer necesariamente cuando están listos para ser consumidos y excedemos la fecha de caducidad -o la fruta empieza a pudrirse-, a veces se infectan durante la cosecha.
Es importante saber que tampoco se eliminan si cocinamos los alimentos, por lo que haciendo las manzanas al horno o usándola en la compota nos podemos intoxicar de la misma manera.
Cuándo no debemos comernos una fruta
El moho se hace visible cuando se convierte en una pelusilla blanca, gris y/o verde. De todas formas, el hongo ya hace tiempo que forma parte de la fruta, se ha ido desarrollando invisiblemente y se ha integrado en la fruta durante el proceso. Por eso mismo, aunque retiremos la parte mala de la pieza seguiremos ingiriendo micotoxinas.
¡Ojo! No es lo mismo la mancha marrón que aparece en el plátano por su maduración que la mancha marrón que aparece en una manzana. Aunque no te guste desperdiciar comida, esta recomendación puede salvarte de sufrir algún tipo de intoxicación alimentaria o incluso de una reacción grave, pues hay personas que son alérgicas al moho.
A pesar de ello, existen alimentos que se pueden seguir comiendo aunque tengan moho, con solo eliminar la parte infectada y un poco más de la superficie de alrededor. Ya te contamos que los quesos curados, los embutidos y vegetales como las zanahorias no resultan un peligro.
¿Cómo evitar que el moho se propague?
Una de las primeras medidas que puedes tomar es no lavar la fruta justo después de comprarla. Lo mejor es que la laves justo antes de comerla, pues la humedad del líquido favorece la propagación de las bacterias.
Aunque sea muy cómodo, no deberías comer las piezas de fruta enteras, es aconsejable cortarlas en trozos para poder comprobar cuál es el estado interior del fruto antes de morderla y llevarte una sorpresa.
Si guardas todas las piezas juntas y alguna de ellas empieza a presentar moho, separa rápidamente las que están en buen estado y tira las contaminadas. Controla con frecuencia el estado de tus frutas para evitar que pasen días y la propagación sea mayor. Y, por último, siempre que toques algún alimento podrido o con moho, recuerda lavarte muy bien las manos.