LO REVELA UN ESTUDIO
Un total de 85 millones de estadounidenses, es decir 1 de cada 3, comen 'fast food' a diario, según un estudio que acaba de hacer pública el Center for Disease Control and Prevention, tras elaborar un seguimiento de 10.000 individuos durante 4 años.
El estudio se centra únicamente en la población adulta, y señala que alrededor del 40% de la renta familiar destinada a comida se emplea en comer fuera de casa. La presencia cada vez menor de comida casera en las vidas de los estadounidenses, y el poco tiempo que dedicamos tanto a cocinar como a comer hace que el 'fast food' se haya convertido en un básico de muchas personas. Desde los menús de los grandes establecimientos de 'fast food' hasta otros tipos de comida basura, como los precocinados y los congelados, son recurrentes en la vida de numerosos estadounidenses, hasta el punto de que 1 de cada 3 echan mano de ellos a diario. El consumo de este tipo de alimentos incrementa exponencialmente el riesgo de sufrir enfermedades coronarias, además de padecer otras dolencias como diabetes y obesidad.
El motivo es, fundamentalmente, la elevada presencia de grasas de mala calidad que presentan estos productos, muchos de los cuales contienen, además, grandes cantidades de sal y azúcares añadidos, además de estabilizantes, conservantes y otras sustancias. Muchos de ellos contienen un elevado porcentaje de grasas saturadas, que afectan a la salud cardiovascular (en Estados Unidos, las grasas trans, es decir las grasas hidrogenadas artificiales más perjudiciales para la salud, están prohibidas desde 2015, y recientemente una ley las ha prohibido también en Canadá). En líneas generales, además, los niveles de sal suelen ser elevados, algo que incide directamente en la salud del corazón. Son también productos muy calóricos, en muchas ocasiones repletos de calorías vacías (esas calorías que no aportan ningún nutriente, presentes en buena parte en la bollería industrial y en diversos tipos de 'snacks').
En el caso de los dulces (helados, bollería...), todo lo que procede de grandes cadenas o compramos en el supermercado suele tener grandes cantidades de azúcar. Teniendo en cuenta que la OMS recomienda apenas una cucharada diaria como máximo, es muy fácil superar las recomendaciones con un simple capricho dulce al día.
A raíz de este estudio, los expertos recomiendan, pues lo que ya sabemos pero a menudo olvidamos: que la mejor dieta posible es la mediterránea o similar, con el aceite de oliva como base para cocinar (con grasas insaturadas beneficiosas para el corazón) y cinco raciones diarias de frutas y verduras, que garantizan una correcta ingesta de vitaminas y fibra, algo que lo que también suele carecer la comida basura. La fibra favorece el tránsito intestinal y, por tanto, combate el estreñimiento y nos proporciona bienestar, pues aligera las digestiones.