REPASAMOS NUESTRA MESA CON MOTIVO DEL 40 ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN
¿Qué se comía hace 40 años? ¿Cómo celebraron los españoles de hace cuatro décadas que por fin tenían una Constitución tras una larga travesía por el desierto? Repasamos algunos platazos de la época.
Pastel de carne
No deja de ser lo que comúnmente se conoce como lasaña, pero fue un plato de fiesta en aquellos finales de los 70 y principios de los 80, que coronaba las mesas familiares en las que se sacaba la vajilla buena y se abría el cava. Es un plato extremadamente versátil, que consiste en carne picada que se mezcla con migas de pan y huevo y se le añaden hierbas como el perejil e incluso puré de patatas, queso o incluso verduras. Lo bueno del pastel de carne es que no hay una receta que sea igual, pues cada ama de casa (todavía ocurre, pero en aquel entonces todavía más: cocinaban prácticamente las señoras) tenía su propia receta desarrollada concienzudamente a través de los años. ¿Por qué se habrá perdido esta receta?
Corte de helado
Cuando tiramisús, panacottas, carrot cakes, cheesecakes y otras pijadas aún no formaban parte de nuestras vidas, ya existía el corte de helado para hacernos a todos un poco más felices. Fresa y nata o vainilla y chocolate, qué difícil elección, entre dos galletas de curiosa textura que han dejado de existir en nuestras vidas. Después nuestras mesas se sofisticaron, vino el Comtessa y después llegaron los helados artesanales que dejaron atrás a nuestro querido corte.
Regaliz de palo
Niños y niñas iban mordisqueando estos palos por las calles impregnando todo de un olor indescriptible. El regaliz fue durante una época la golosina por antonomasia, a la que acompañaron chicles Bang Bang, Cheiw, paraguas de chocolate, palotes y toda una serie de chuches varias que parecen haber pasado a mejor vida.
Melocotón en almíbar
¿En qué momento alguien dejó de creer que el melocotón y la piña en almíbar eran postres sofisticados? Solían ser postres o pre-postres de los días de fiesta, junto con el corte de helado, y cobraban especial protagonismo en Navidades, donde compartían espacio con mazapanes y turrones. Incluso existía la llamada dieta del melocotón en almíbar, que haría llevar las manos a la cabeza a cualquier nutricionista pero que fue un auténtico hit en los 80.
Huevos rellenos
Aprovechamos este aniversario para reivindicar un plato que ha sido injustamente desterrado de las mesas de fiesta. Y es que, ¿hay algo más bueno que ese mazacote compuesto de huevo duro, atún y mayonesa? El entrante entre los entrantes, pura proteína y calorías, que se consumía precisamente en aquella época en que el huevo estaba mal visto. Ahora que la ciencia dice que en realidad el huevo es amigo de nuestro colesterol, y que habría que apostar por este tipo de proteína, tal vez sea el momento de reivindicar los huevos rellenos y empezar a perfeccionar la receta. ¡Chefs famosetes, por favor, dadle al huevo!
Cóctel de gambas
Solo en las fiestas de guardar se servían esos vasitos individuales con gambas, lechuga, piña y salsa rosa, todo un insulto a cualquier tipo de sensibilidad gustativa que, sin embargo, al ser un entrante, el personal deglutía a dos carrillos como si no hubiera un mañana. Llegó el momento de erradicar para siempre la salsa rosa de nuestras vidas y agradecer eternamente la ayuda a aquel que dijo que el marisco mejor sin demasiados aderezos que enmascaren su sabor.