DUDA RESUELTA
Deja de desperdiciar alimentos y reaprovecha tu comida favorita conservando todo el sabor y textura.
¿Alguna vez has dudado sobre si podías congelar o no un determinado alimento? No tenemos ningún reparo en congelar ciertos productos, como el pescado, la carne, el pan o bolsas de verduras troceadas (que, de hecho, ya se venden en la sección de ultracongelados). Pero el desconocimiento sobre qué otros productos se pueden congelar nos lleva a desperdiciar mucha comida que, seguramente, podríamos reaprovechar en otra ocasión.
Sin embargo, la congelación no es válida para cualquier alimento, ya que, algunos cuando alcanzan temperaturas tan frías pierden propiedades, como la textura y el sabor. En este artículo te indicamos qué productos puedes congelar (obviando los clásicos, carne, pescado, etcétera) y cómo debes hacerlo correctamente.
Quesos
El queso es uno de los alimentos que genera más controversia y, de hecho, la respuesta no es rotunda. Es aconsejable congelar el queso en función de su textura y de la cantidad de agua en su composición; cuanta más agua, menos recomendable. Por lo tanto, debes evitar, especialmente, congelar el queso fresco. Esto es así porque al descongelarse se rompe su estructura y se pierde el suero, la consistencia, aroma y sabor.
Para distinguir bien los quesos que se pueden congelar de los que no, podemos fijarnos en su tiempo de curación, que se relacionan con el porcentaje de agua y de grasa. En ese sentido, los quesos frescos y cremosos no se deberían congelar nunca. Los cremosos con hongos, tipo roquefort o camembert, tampoco se aconsejan. Si bien es cierto que después de descongelarlos son comestibles, se cuartean con facilidad y ya no son untuosos.
Los curados son aptos para su congelación, pero puede que pierdan un poco de sabor y aroma. Para asegurarte de que no se cuarteen al cortarlos (son quesos muy duros), puedes congelarlos cortados en cuñas o dados. Los semicurados (gouda, gruyere, emmental, edam, etcétera) se pueden congelar perfectamente y no pierden ninguna de sus propiedades.
Arroz
Por regla general, el arroz sí que se puede congelar, aunque puede que pierde un poco de textura. Si es arroz blanco o con un sofrito seco, se puede congelar sin problemas dentro de un túper hermético. Pero si el arroz lleva caldo, se recomienda congelar el jugo y el arroz por separado y juntarlo cuando se vaya a calentar de nuevo.
Pasta
También se puede congelar sin problema, pero en este caso, procura que esté suelta, bien escurrida y rociada con aceite para que no se pegue. Cuando vayas a comerla, no es necesario que la descongelas previamente. Simplemente dale un golpe de calor sumergiéndola en agua hirviendo, o muy caliente, y verás que queda como recién hecha.
Huevos
Los huevos se pueden congelar, pero para garantizar su salubridad no puedes ponerlos al congelador enteros, es decir, con cáscara. Esta se puede romper cuando el huevo aumenta su tamaño por el proceso de congelación y eso podría provocar la entrada de microorganismos en su interior. De este modo, puedes congelar yema y clara por separada, o bien, batidas. Esta última opción es la más recomendada.
Embutidos y ahumados
Los embutidos se pueden congelar, aunque es recomendable hacerlo una vez estén cortados a porciones. Esto resulta muy útil en el momento de dejar preparados los bocadillos para la semana. Entonces, puedes hacerlos todos el mismo día, congelarlos y sacarlos en función de la necesidad.
En cuanto a los ahumados, como el salmón, también se puede congelar, igual que el producto en fresco. Para ello, lo mejor es hacerlo en diferentes porciones y con papel film para que puedas usar solo el que necesites.
Galletas y tartas
También se pueden congelar y se pueden conservar en perfecto estado de 4 a 6 meses. De nuevo, hazlo en raciones, así será mucho más cómodo en el momento de consumir estos dulces.
Salsas
Tomate frito, bechamel, sofritos… Por regla general, las salsas que nos han sobrado se pueden congelar, siempre que sea en envase de plástico o de cristal. No congeles en lata porque podría ser peligroso para tu salud.
Pero no todas las salsas toleran bien la congelación. Es el caso de las emulsionadas, como la mayonesa, la salsa rosa, la holandesa, o aquellas que incorporen nata, ya que el proceso de congelación puede cortarlas.
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