DULCE CON HISTORIA
Este postre clásico nació en un restaurante barcelonés que actualmente cuenta con 186 años de historia. Se trata de la reinterpretación de un dulce francés muy demandado por los navegantes que visitaban la capital catalana en los años 50.
Barcelona no solo destaca por su gran historia y sus monumentos centenarios, esta joya de la costa mediterránea esconde tesoros culinarios que han deleitado a los habitantes y visitantes, generación tras generación. No hablamos del pan con tomate, el fuet o los canelones -también grandes ejemplos-, nos referimos a un dulce nacido en las cocinas del restaurante 7 Portes, una auténtica institución gastronómica que ha estado sirviendo una elaboración exclusiva desde hace más de un siglo.
Entre sus deliciosos platos, destaca un postre icónico basado en un dulce antiguo e internacional. Hoy en día, aún forma parte de la carta del establecimiento y sorprende a todos aquellos que deciden pedirlo como toque final a su comida: el Pijama.
Aunque pertenece a un conocido restaurante, no es para nada complicado. El Pijama es un dulce que une la textura del flan, el frescor del helado, la suavidad de la nata montada y el dulzor de las frutas confitadas y que nació en un contexto un tanto particular. Todo se remonta a 1836, cuando el Cafè de les 7 Portes abre sus puertas en el paseo de Isabel II, en una ubicación idílica y exclusiva, pues se encuentra entre las vueltas que mandó construir José Xifré y Casas, una de las personalidades con más dinero del país.
En 1929, el negocio se transforma y se convierte en un restaurante. Al estar al lado del Port Vell, daba de comer a diario a decenas de marineros que desembarcaban en la ciudad, por lo que poco a poco 7 Portes empezó a ser considerado un lugar indispensable. Una de las principales demandas de los navegantes en los años 50 era el dulce francés llamado Pêche Melba, una elaboración de moda que combinaba melocotón, helado y frambuesa y se servía en una copa, creado para homenajear a la soprano Nellie Melba.
Poco a poco, este postre se fue readaptando y, ante tanta insistencia, Paco Parellada, quien regentaba el restaurante en aquel momento, decidió cambiarle el nombre para facilitar la comprensión al resto de la plantilla, llamándolo Pijama en lugar de usar el término original. A día de hoy, ese nombre ya no solo se conoce en la ciudad, el postre se ha extendido bastante y cada cual le da su toque personal. Aun así, su cuna siempre estará en la capital catalana.
Si te apetece probar este postre, puedes aprovechar tu viaje a Barcelona para acercarte a probar la creación original, porque efectivamente, el Pijama aún se sirve y, de hecho, es la joya del local. Si te pilla un poco lejos, también puedes replicarlo en casa, con ingredientes que puedes encontrar en cualquier supermercado. Necesitas:
Una vez tengas todos los productos, tan solo debes emplatarlos. Puedes replicar la disposición del restaurante. Si te fijas en la instantánea, el flan debe estar en el centro y a su lado dos torres de nata coronadas con guindas. En diagonal, las dos piezas de fruta y las dos bolas de helado.