Dos vicios, junticos de la mano
Primero fueron las hamburguesas negras (o rojas, que lo de poner colores imposibles les va mucho a los nipones) y ahora, las patatas fritas chocolateadas. Que lleguen pronto, por favor.
Retrocedamos unos añitos en el tiempo: ¿os acordáis de cuando ibais a un cumple y acababais mojando la mortadela con aceitunas en el refresco de turno?, ¿o cuándo, siendo peques, os daba por introducir el bocata de chorizo en una taza humeante de chocolate? Sí, eso que a todas luces hoy os parece una guarrerida española, en aquella época os parecía un manjar de dioses. Pero lo habíais sepultado en vuestra memoria bajo kilos de mensajes que os recomiendan tomar siete frutas al día, el uso indiscriminado de la quinoa o aborrecer la carne roja como si fuera el mismísimo demonio.
Pues bien, en McDonald’s acaban de ponerse del lado del niño que fuisteis. Resulta que en sus restaurantes japoneses (un país que se presta mucho a los experimentos en materia de 'fast food'), acaban de iniciar las pruebas de un nuevo plato que puede petarlo. Se trata de las patatas fritas típicas de este restaurante cubiertas de chocolate. Sí, lo habéis oído bien: CHO-CO-LA-TE.
¡Ah! Y no sirven las patatas con un único tipo de chocolate. Para dejar contentos a todos, utilizan uno negro y otro blanco. Vamos, como si os hubiera dado por verter un tarro de crema de chocolate bicolor encima de vuestro plato de patatas cuando no levantabais un palmo del suelo.
Lo han llamado Patatas McChoco y se trata de un producto que podrá pedirse, por un tiempo limitado, a partir del próximo 26 de enero. Según la propia compañía, "es un gran postre, creado a partir de un sabor armonioso que mezcla el salado con el dulce".
El mercado del 'fast food' japonés está acostumbrado a este tipo de pruebas. Sí, suelen ser los conejillos de indias de determinadas ideas que luego acaban llegando a otros países. Así pasó con la hamburguesa negra que lanzó Burger King hace algunos meses y que el pasado Halloween pudimos incluso disfrutar en España, en una versión con ligeras diferencias.
La pregunta que nos hacemos ahora es, ¿serán capaces los nipones de transmitir tal entusiasmo por estas chocopatatas que terminen por hacerlas universales? Todo parece apuntar a que, de tener éxito en los restaurantes japoneses, puede terminar en nuestros lares haciendo la competencia al chocolate con churros de toda la vida. Una gran idea que estamos seguro que hará salir al niño guarrindongo y aventurero que hacía aquello de mezclar sobrasada y cacao en polvo sin ningún tipo de complejo.