TRUCO PARA COCINAR
Hacer en casa el preparado y dejar pequeñas dosis en el congelador es un truco que va a salvarte más de un guiso.
Si eres una mujer previsora y disfrutas con el sabor de las recetas tradicionales, este tip de cocina es para ti. Cuando cocinamos en casa para la familia o invitados, queremos dar a todas nuestras recetas ese toque que las haga especiales. A veces, un simple sofrito de cebolla y ajo es capaz de arreglar unas lentejas que han quedado sosas. Otras veces, con el simple hecho de acertar con la especie adecuada, le damos un empuje de sabor a ese plato que no acababa de estar delicioso.
Pero hay algo infalible en la cocina para potenciar el sabor de casi cualquier guiso: preparar unas pastillas de caldo completamente caseras y añadirlas a la receta para disfrutar de un potente sabor. Luego, se pueden añadir a todos los guisos de cuchara, a un sofrito de tomate, a una crema o a cualquier salsa. Hacerlas es muy fácil, pero requiere de tiempo y dedicación. Por eso, nuestro consejo es que hagas una buena cantidad y las dejes preparadas en el congelador, a punto para cuando las necesites.
El truco de las cubiteras de hielo
Antes de hacer la receta, es importante saber cómo las vamos a congelar. Lo mejor es usar las típicas hieleras duras o de silicona que van al frigorífico. De este modo, cada vez que lo necesites, podrás sacarlas de una en una y añadirlas a tu guiso sin descongelar el resto.
Se trata de un truco muy básico, pero muy eficaz para este tipo de recetas en las que lo importante es tener siempre una pequeña cantidad preparada en el congelador.
Receta de pastillas de caldo caseras
La preparación de este potenciador de sabor es muy sencilla y permite añadir o cambiar cualquiera de los ingredientes, al gusto de cada familia. Nosotras apostamos por una receta de carne y verduras, pero puede hacerse solo a base de verduras y el resultado es también delicioso.
Ingredientes para unas 50 pastillas
Preparación
Un apunte importante es que debemos retirar con una espumadera la posible grasa que se vaya acumulando en la superficie cuando esté en ebullición. De lo contrario, nuestras pastillas quedarían con un sabor demasiado fuerte.
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