LA IMPOSSIBLE BURGER LO PETA EN NUEVA YORK

Parece una hamburguesa pero no lo es: ¡es la hamburguesa imposible!

Se llama Impossible Burger, acaba de ver la luz en Nueva York y es una hamburguesa que parece una hamburguesa, sabe a hamburguesa pero en realidad no es una hamburguesa. ¿A que parece una pijada? Pues no lo es, ya que su objetivo es favorecer el comercio justo y la sostenibilidad.

La hamburguesa que no es una hamburguesa pero lo parece. Y sabe a hamburguesa. Cocinatis

Si decimos que la Impossible Burger es una hamburguesa que parece una hamburguesa y sabe a hamburguesa pero realmente no es una hamburguesa es probable que no entiendas nada. Si te contamos que es la nueva locura gastronómica neoyorquina te quedarás con los ojos como platos. Pero si encima te decimos que crearla ha requerido una inversión de 80.000 dólares vas a entender todavía mucho menos sobre la burger de moda en la Gran Manzana.

De momento, la sirve el restaurante Momofuku y su lanzamiento hace unos días ha traído consigo una gran controversia. Es una hamburguesa totalmente vegetariana creada por la compañía Impossible Foods, que pretende desarrollar productos que sepan a carne pero realmente no lleven carne, de manera que los carnívoros puedan apostar por un estilo de vida más saludable y garantizar la sostenibilidad del planeta, además de evitar la explotación animal. Por este motivo ha nacido la flamante Impossible Burger, que no es una hamburguesa vegetariana al uso: es una hamburguesa vegetariana que sabe a carne.

Y al parecer, sabe realmente a carne, según el grupo de expertos y críticos gastronómicos que se reunieron para probarla en su lanzamiento mundial la pasada semana en Nueva York, que en líneas generales coincidieron en que es prácticamente imposible darse cuenta de que realmente no lleva carne.

La Impossible Burger cuesta 12 €, y de momento puede degustarse en el restaurante Momofuku Nishi de Nueva York, con el objetivo de animar a los carnívoros a apostar por una alimentación saludable basada en los vegetales sin renunciar a los placeres de la carne. Además, claro, de un compromiso con el medio ambiente.