Platos que parecen otra cosa, ¿hay algo más carnavalesco?
Los disfraces de carnaval aplicados al mundo de la gastronomía serían los trampantojos: recetas de chefs que sí, que dan la impresión de ser una cosa, pero son otra completamente diferente cuando te los metes en la boca. Seleccionamos nuestros favoritos.
Trampantojo es una palabra preciosa. Vale, esto no tiene nada que ver con lo que viene ahora, pero había que decirlo. Muchos os preguntaréis, trampantojo mola, sí, pero, ¿qué narices es? Pues son esas preparaciones de chefs que tienen la apariencia de ser algo y cuando uno lo prueba, ¡pum!, pues son otra cosa. Ahora están muy de moda y en cualquier tasca te sirven un torrezno que, en realidad, es merengue coloreado, pero en Cocinatis tenemos nuestros favoritos y son estos:
Las castañas miméticas de Ferran Adrià. El chef catalán fue uno de los pioneros en el arte de la engañifa visual en El Bulli. Con estas castañas miméticas (también hay versión en forma de nueces), consigue que parezca que te estás comiendo el fruto seco con cáscara y todo. El truco: castaña y un molde. Muchos le han imitado después, pero el genio de Cala Montjoi es único.
Las piedras de Andoni Luis Aduriz. Un clásico para abrir el menú de Mugaritz son estas piedras comestibles. Lo que más impresiona es el color, conseguido gracias al caolín, un derivado de la arcilla que se puede utilizar en recetas. Por debajo, son sencillas patatas de primera calidad. El primer impacto nunca se olvida.
El tomate de Dani García. Como si se tratara de aquellas falsas naranjas de golosina que tomábamos en nuestra infancia, el tomate nitro de Dani García es una de esas virguerías que, además, está buenísima. El chef con dos estrellas Michelin utiliza pipirrana que solidifica con nitrógeno y recubre con gel de tomate líquido para conseguir este desafío a nuestros sentidos.
Los benjamines de Nunos. El pastelero de Nunos, José Fernández, es todo un maestro en el arte de la impostura, como lo demuestran estos turrones que lanzó la Navidad con forma de ¡benjamín de Cava! Efectivamente, se come la botella entera, tapón incluido. Para más inri, hizo una amplia variedad de sabores. Un auténtico crack.
El filipino de Paco Roncero. Uno de los platos más conocidos del restaurador madrileño, que posee dos estrellas Michelin, es su filipino que, a primera vista nadie diría que no es de chocolate blanco. Cuando uno se lo mete en la boca, llega la sorpresa en forma de foie líquido recubierto de, ahora sí, chocolate blanco. Una pasada que siempre está presente en su catering.
Los macarons de Pajarita Bar. Uno de los restaurantes revelación del año en Madrid ofrece una buena selección de tapas creativas... Entre las creaciones que nos llaman la atención en este restaurante están estos macarons, de apariencia golosa, pero que en realidad esconden mole poblano y cochinita pibil. Eso sí, por lo demás, uno pensaría que son de chocolate o frutos rojos...
El huevo de Diego Guerrero. Hemos querido dejar para el final un auténtico plato fuerte: la demostración de que cuando se es un genio, se puede hacer casi cualquier cosa en los fogones. Este huevo, que uno podría pensar que es de avestruz por las dimensiones, es en realidad en un postre a base de chocolate, leche gelificada y crema de mango