¿HAY ALGO MÁS ESPELUZNANTE QUE UN BRÓCOLI?
Es fácil sentir la tentación irremediable, que nos va subiendo por el cuerpo hasta el cerebro, de hacer bromas al respecto. Pero las fobias en general y las fobias gastronómicas en particular son un tormento para quienes las padecen, pues condicionan su día a día y les provocan ansiedad y desasosiego. La fobia a la carne es una de las más comunes, pero no es la única.
El mundo de las fobias es inescrutable, pues, pese a que hay algunas mucho más extendidas, es cierto que el número puede llegar a ser prácticamente ilimitado. Veamos cinco de ellas, aunque probablemente haya muchas más.
1- Carnofobia: No nos referimos a los vegetarianos ni a los veganos, que eligieron libremente dejar de ingerir carne por motivos diversos relacionados con la salud, el consumo responsable o el respeto a los animales. Hablamos de gente que vive verdaderos dramas cuando la vida le enfrenta a un pedazo de carne. Lo que más temen los carnofóbicos es ver deshuesar un pollo o sacarle las escamas a un pescado, por ejemplo, pero ocurre lo mismo con las carnes envasadas del súper o con las carnicerías.
Como ocurre con todas las fobias hay casos severos, en los que el carnofóbico vive en permanente estado de ansiedad, y otros más leves, en los que el día a día del que lo padece no se ve modificado sustancialmente. Una característica de los carnofóbicos, y de otros fóbicos en general, es el uso de guantes de látex para tocar las cosas en el supermercado, por ejemplo, o el uso de productos altamente abrasivos para lavarse las manos cuando éstas son sospechosas de haber estado en el más leve contacto con algo de carne.
2-Lacanofobia: El miedo a las verduras es también bastante habitual cuando hablamos de fobias. Brócoli y coliflor se llevan la palma en lo que a aterrorizar al personal se refiere, aunque hay otras verduras, como las setas o el pepino, que también tienen bastantes detractores. Insistimos: no estamos hablando de personas a las que no les gusta la verdura, sino de un miedo incontrolable, persistente y evidentemente injustificado a determinados tipos de verduras, hasta el punto no sólo de no poder tocarlas o consumirlas, sino ni siquiera verlas.
La única manera de curar esta fobia, al igual que el resto, es sólo una: terapia psicológica. El caso de la fobia a la verdura es especialmente preocupante en el caso de las personas a las que les asustan todas ellas, pues suelen padecer severas carencias nutricionales.
3- Fagofobia: Es una fobia muy generalizada que consiste en el temor irracional y desmedido a atragantarse al consumir alimentos sólidos, lo que provoca que muchos de los que padecen este trastorno consuman únicamente alimentos líquidos o triturados. Es un tipo de fobia que suele tener su origen en alguna mala experiencia anterior, que hace que el afectado se niegue a tragar.
4-Cibofobia: Es una de las más terribles, pues condiciona incontestablemente la vida del que la padece, alguien que teme a los alimentos. No tenemos que confundir este trastorno psiquiátrico con la anorexia, relacionada con la propia imagen, pues en este caso hablamos de un pavor incontrolable a consumir cualquier tipo de alimento, cosa que en muchas ocasiones puede estar derivado de episodios muy severos de náuseas, vómitos o indisposición.
Como en los casos anteriores, existen diferentes grados de cibofobia, que pueden ir desde la negativa absoluta a comer, directamente, hasta la obsesión por leer todas las etiquetas de los alimentos, no ingerir ningún tipo de producto perecedero y negarse a ingerir una gran cantidad de productos.
5-Mageirocofobia: Puede que suene a tomadura de pelo para librarse de una de las tareas del hogar que suelen dar más pereza, pero lo cierto es que el miedo a cocinar es un trastorno muy duro para el que lo padece, que se colapsa cada vez que se enfrenta a una situación que implique que tiene que cocinar.