EL IBÉRICO TAMPOCO SE SALVA, ¿QUÉ PENSABAS?
El informe que acaba de hacer público la OMS no contiene, en realidad, nada que no se supiese de sobras hasta ahora, pero ha trascendido de tal manera que ahora somos muchos los que tenemos ideas absolutamente equivocadas sobre la carne roja y su relación con el cáncer. Estas son algunas.
1- Se ha "descubierto" que la carne procesada produce cáncer colorrectal
Esto no es nada nuevo, desde hace aproximadamente una década ya se empezaba a distinguir entre diferentes tipos de carne y sus riesgos. Concretamente se observaba cómo el riesgo era superior en procesadas que en carne roja fresca.
La histeria que se ha formado ha respondido más a cómo se ha emitido y distribuido el mensaje por parte de diversos profesionales de la salud y medios de comunicación. Realmente la comunidad científica y en concreto los Dietistas-Nutricionistas ya informábamos al respecto desde hace tiempo.
2- La carne procesada es igual de peligrosa que el tabaco
No, no lo es.
El tabaco implica mucho más riesgo de cáncer pulmonar. El hecho de que lo hayan clasificado en el mismo grupo indica que tenemos la misma evidencia de que pueden provocar cáncer, pero no con el mismo riesgo.
De hecho el tabaco causa el 19% de todos los cánceres (en concreto el 86% de pulmón), mientras que a la carne procesada se le atribuyen el 3% del total, y un 21% de los colorrectales. Fuente: Cancer Research.
3- La carne roja es también peligrosa
En algunas infografías, hemos podido ver que se le atribuían más muertes anuales a la carne roja que a la procesada. ¿Pero cómo es esto posible si había menos evidencia de su riesgo?
¿Por qué algo del grupo 2A “Posiblemente cause cáncer” causa más muertes que el grupo 1 “Agentes que causan cáncer”?
Muy sencillo, la carne que suele ser procesada (curados, embutidos, salados…) lo es también roja. Hay muchos estudios de hace tiempo en los que se comparaba carne roja y blanca sin distinguir los procesados, por tanto, la carne roja se veía afectada de un problema que realmente solo producía la carne roja procesada. En estos antiguos estudios sí que se metía a todos en el mismo saco.
A día de hoy no deberíamos ser alarmistas por la carne roja fresca, no obstante no debe ser la base de la dieta, eso es cosa de frutas, verduras y hortalizas.
4- El jamón de bellota es diferente
Realmente lo es en muchas cosas, pero no para los factores que se estudian como causante del cáncer. Tiene presente la sal, el hierro hemo y los nitratos, agentes que explican este mayor riesgo.
Es cierto que estos alimentos no tienen tan mala composición nutricional que por ejemplo una salchicha tipo Frankfurt o la mortadela, pero tienen las características propias de la procesada que se ha hablado estos días.
Un jamón serrano de bellota tendrá mejor perfil lipídico (calidad de grasa) que otros embutidos, pero quizás no debemos desmarcarlo mucho del resto, porque ni es tan diferente para el tema del cáncer colorrectal, y porque precisamente la gente no suele consumir este tipo de jamón de manera rutinaria. Por tanto, es más fácil que se malinterprete este mensaje por intereses comerciales que por salud.
Por supuesto, tampoco es un olivo con patas como se ha intentado vender en nuestro país. Sigue siendo carne procesada, y por tanto cuanto menos mejor.
5- Todos las carnes ultra-procesadas son dañinas en igual medida
Aquí venimos a matizar el punto anterior. No, no son iguales.
Cuando hablamos de salud general, por supuesto que hay mejores embutidos que otros, por su composición y calidad de sus materias primas. Es muy común encontrar salchichas o procesados de baja calidad nutricional en los que la mayoría de su composición es fécula o tienen una gran cantidad de azúcar añadido.
Acabamos comprando embutidos que creemos que son “sanos” cuando en realidad compramos patata y azúcar.
Es este sentido de calidad nutricional global, sí que es conveniente distinguir entre embutidos menos dañinos que otros aunque no necesariamente en el caso concreto del cáncer colorrectal.