TIENEN MALA FAMA
Gracias a la cantidad de información que tenemos todos a nuestro alcance, sabemos que los zumos no son la mejor opción, que lo ideal es la fruta entera. No obstante, os cuento qué zumo es menos malo si os apetece beber uno.
Vamos a exprimir un tema que, aunque parezca simple, tiene su miga: ¿qué zumo es mejor, el casero o el concentrado? Cuidado que no siempre lo casero es lo mejor y en el supermercado hay infinidad de posibilidades… de las que hay que huir (no siempre pero casi).
Antes de que saquéis vuestras afiladas navajas, quiero dejar una cosa clara: Ningún zumo, ni casero ni embotellado, sustituye a la fruta entera. No, tampoco el de tu casa por más que lo hagas cada mañana. Y ahora, vamos al lío.
Cuando hablamos de zumo casero, nos referimos al que hacemos nosotros mismos con nuestras manitas, exprimiendo la fruta en ese momento. Tiene su encanto, ¿verdad? El aroma que inunda la cocina, la satisfacción de hacerlo tú mismo… Pero ¿es tan maravilloso como parece?
Pues sí y no. Es cierto que el zumo recién exprimido conserva mejor algunas vitaminas y antioxidantes que el concentrado, sobre todo si lo consumimos inmediatamente. Además, nos aseguramos de que no lleva azúcares añadidos ni conservantes. Pero… y es un gran pero:
No es oro todo lo que reluce. Al exprimir la fruta, perdemos la fibra, que es esencial para regular el azúcar en sangre y mantenernos saciados. Además, al eliminar la pulpa, el zumo se convierte en una bomba de azúcar que llega rápidamente a nuestra sangre, provocando picos de glucosa que se almacenará en grasa. Y no, no vale que incluyas la pulpa. Por eso un zumo engorda y una fruta no.
El azúcar que tiene el zumo es azúcar libre que en nuestro cuerpo actúa como azúcar añadido. Es decir, cualquier zumo, venga de donde venga, se parece más a un refresco que a una fruta.
Esta información te vale para el zumo casero y para el que pone 100% exprimido y a estos dos hay que diferenciarlos de otro: el zumo a partir de concentrado.
El zumo concentrado tiene la fama que se merece. El zumo elaborado a partir de concentrado tiene mala fama, y no sin razón. Para obtenerlo, se extrae el agua de la fruta, lo que concentra los azúcares y puede afectar a algunos nutrientes. Además, muchas marcas añaden azúcar, conservantes y otros aditivos, pese a que ninguno es malo, no son necesarios.
La respuesta, como casi siempre, es: ¡depende! Si quieres tomar un zumo siendo consciente de que no es una fruta, dale al casero, eso sí, te acosenjo que sigas estos consejos:
Si optas por el zumo concentrado, asegúrate de leer bien la etiqueta y sigue estos consejos:
La fruta entera es un alimento completo, que nos aporta vitaminas, minerales, antioxidantes y, lo más importante, fibra. La fibra nos ayuda a regular el tránsito intestinal, a controlar el colesterol y a mantenernos saciados. Además, la fruta entera nos obliga a masticar, lo que favorece la digestión y nos ayuda a sentirnos más satisfechos.