ADIÓS NÁUSEAS Y MALESTAR
¿Has probado todos los trucos para no marearte en los transportes? ¿Detestas las pastillas que te dan sueño y te dejan K.O. el resto del día?
Las personas que se marean en coches, aviones, trenes, taxis, atracciones de feria e incluso buses municipales (bastan un par de paradas para dar lugar al desastre) no hacen más que lamentar su suerte cuando se topan con aquellos que pueden estar cuatro horas en un autocar, en una carretera con baches, hojeando despreocupadamente una revista. Si eres de los que se marean al medio minuto, probablemente hayas probado todos los remedios para que esto no ocurra y, aunque a veces funcionan, otras caes inexplicablemente en el más terrible de los mareos.
Seguro que ya te sientas en el asiento del copiloto, que miras siempre hacia delante, que intentas que haya una buena ventilación (cuando viajas en coche, en otros casos ya es más complicado). Probablemente también evites las comidas copiosas antes y durante el viaje, y evidentemente el consumo de alcohol y excitantes. Es probable que te hayas hecho con una pulsera antimareos, que salgas de vez en cuando a tomar el aire o que incluso hayas probado los clásicos antihistamínicos que en algunos casos causan una somnolencia extrema.
También la alimentación puede ayudarnos a combatir los mareos, y un buen truco cuando viajamos en coche es prepararnos un zumo de piña o papaya antes de viajar. También la raíz de jengibre funciona, y podemos tomarla en infusiones, tanto antes como durante el viaje, lo mismo que los aceites esenciales, como el de romero, lavanda o limón. Basta con echar unas gotas en un pañuelo y aspirar cada cierto tiempo, ya que estos aromas alivian la sensación de mareo.
Pero, sin duda, un truco infalible que hemos testado en nuestras propias carnes y que damos fe de que funciona es parar a comer un polo (no un helado, no, un polo de hielo) en el momento en el que nos sobreviene en mareo. El hielo produce una sensación inmediata de bienestar en nuestro estómago y hace que el mareo remita inmediatamente, según nos contó (y posteriormente probamos) un taxista que tuvo que parar en una carrera urbana a los 10 minutos de viaje porque nos mareábamos. Nos sonó a leyenda, pero solo el que se marea conoce el malestar que provoca cuando sobreviene el desastre y está dispuesto a aferrarse a cualquier remedio de la abuela. Y sin embargo, decidimos probar por si funcionaba y la sorpresa fue inmediata: ¡a nosotros nos alivió de inmediato! De hecho, seguimos poniéndolo en práctica cada vez que nos subimos en coche y sobreviene la tragedia y ¡oh sorpresa! Siempre funciona. Al parecer, el frío del helado calma de inmediato los jugos del estómago, y aunque en muchas ocasiones no nos pone bien del todo, desde luego el alivio es notorio.