El de sierra es para el pan, muchacho
Cada vez que abrimos el cajón de los cubiertos, nos invaden las dudas a la hora de para qué sirve cada cuchillo. ¿Este es para el pan?, ¿y este pequeño, para pelar?, ¿y este grande, es el jamonero o qué? Despejamos tus dudas.
Hola, amigos, hoy vamos a hablar de cuchillos pero sin cortarnos (pedimos disculpas por este chiste). ¿Cuántas veces os habéis dispuesto a pelar una manzana o cortar queso sin saber cuál era el cuchillo adecuado? Vamos a repasar los más habituales para explicaros qué función tiene cada uno y por qué es el más idóneo en cada caso.
Cuchillo de sierra. El cuchillo de sierra por antonomasia es el del pan. Permite cortar la barra o la hogaza de manera sencilla y suele ser de un tamaño respetable, llegando a los 30 centímetros de longitud. Suele estar cerca de la mesa o en algún lugar cercano. También puede utilizarse en la cocina para luego dejarse allí. Cortar cualquier otra cosa con él no es aconsejable.
Cuchillo de mesa. A diferencia de otro tipo de cuchillos, tanto la hoja como el mango son de metal. Tiene la misma longitud que la cuchara o el tenedor y su fijo suele tener pequeños dientes de sierra. Se coloca a la derecha del plato y siempre con el filo hacia éste. Si hay carne o pescado, lo más habitual es que este cuchillo se sustituya por otro porque lo cierto es que no da más de sí.
Cuchillo del pescado. Es el que aparece cuando hay algún pescado encima de la mesa y, no, no tiene filo. Viene a ser más bien una pequeña paleta que se emplea para separar la carne del pescado de las espinas. No sirve para cortar y si lo empleamos para un medallón de buey o un trozo de cochinillo asado el desastre estará asegurado.
Cuchillo liso. Es de hoja lisa, delgada y fuerte. Se emplea para cortar carne asada, filetes o chuletas. No es habitual ponerlo en la mesa para cortar verduras o huevo (eeehhh... el huevo no necesita cuchillo, para que nos vamos a engañar), sino que se coloca cuando hay un entrecot o un filete en el plato.
Cuchillo del queso. Cuando nos encontramos con un cuchillo con hoja perforada, solemo mirar a un lado y al otro en plan "y este, ¿para qué es?". Lo cierto es que su diseño tiene un porqué y es ayudarnos a que los trozos de queso blando no se queden pegados a la hoja cuando lo cortamos. No sirve para nada más, pero para esto es una barbaridad de útil.
Cuchillo pelador. Pequeño, ligero y con una punta bien afilada y marcada, es el que se emplea para pelar tanto hortalizas como frutas. No debe estar nunca en la mesa a no ser que queramos, en un alarde de creatividad, hacer un plato de principio a fin ante los ojos de nuestros asombrados invitados. Ha de estar muy bien afilado para evitar que quitarle la piel a una pera sea una misión imposible.
Cuchillo jamonero. De hoja larguísima y muy fina, es el cuchillo que debemos utilizar para sacar lonchas de jamón finas. La hoja es flexible y, eso sí, hay que tener en cuenta que no debe emplearse para abrir el jamón quitando las capas de grasa (para eso mejor un cuchillo liso y bien afilado) ni para sacar trozos de la parte cercana al hueso.
Cuchillo cortador. De hoja ancha, firme y lisa es el que utilizan los cocineros para picar cebolla u otras verduras a velocidade estratosféricas. Suelen ser de gran tamaño y tú casi nunca los usas a no ser que tengas gente invitada a comer en casa y quieras ponerte en plan Jamie Oliver o Karlos Aguiñaño. Suele estar muy afilado, así que ojito con los dedos...