Aunque no te lo creas...

Llevas usando mal el tostador toda la vida y no lo sabías

Puede que pienses que, entre los electrodomésticos que tienes en la cocina, es el más sencillo de utilizar. Pues aun así, lo usas mal

Esto es lo que pasa cuando el tostado es perfecto.Pexels

Ahhh, el tostador, nuestro gran amigo de las mañanas. El único capaz de sacarnos una sonrisa cuando todo parece gris y solo tenemos ganas de regresar al catre... Y, sin embargo, pese a esas tostaditas recién hechas que nos prepara cada día, no lo sabemos utilizar bien. O dicho de otra forma, llevamos cometiendo errores de bulto con él toda la vida. ¿Que no os lo creeis? Acordaos de lo que pasó con el colador y atención, please.

No lo limpias. ¿Adónde crees que van las migas que se separan del pan que tuestas? ¿Quizá opinas que van a parar a un limbo del que nunca regresan? Pues no, se acumulan en el fondo del tostador a menos que lo vayas limpiando después de cada uso ¿Qué ocurre al final? Pues que si hay alguna gorda se quema en el siguiente uso, ahuma tu tostada y todo sale mal. Si dejas que se cree una montañita por la falta de limpieza, puedes acabar arriesgándote a que la cosa se incendie. Ojito.

Cuando te quedas corto tostando. | Public Domain Pictures

No es el tiempo, es el nivel de potencia. "Déjame, porfa plis, la tostada dos minutos". Y coges y pones la ruedita en el dos. Pues mal, porque los números que aparecen ahí son meros indicadores de potencia de un nivel aproximado, siempre que tengas un tostador normal y no una máquina increíblemente avanzada y posiblemente carísima. El tiempo siempre es el mismo, lo que varía es el nivel de calorcico del aparato.

Tuestas el pan demasiado. La tostada perfecta no es la que está megadorada. No, nada de eso. La perfecta, según los expertos del tema, es la que está crujiente por fuera y más blandita y húmeda por dentro. Huye como de la peste de las que acaban requemadas porque, al final, ahí está la tan temida acrilamida que se considera cancerígena y que hace, además, que tu tostada sepa peor.

No tires de ciclos, ajusta la potencia. Seguro que te suena esto: pones el pan y, al cabo de un rato, salta con su 'ping' característico. La tostada aún no está lista, así que vuelves a bajarla y esperas otro ciclo. El resultado es que se te ha quemado. En lugar de tostar el pan así, intenta ajustarlo desde un principio para que ya te salga perfecto a la primera.

Una tostada demasiado hecha, quizá. | MaxPixel

No fijas bien el resto de opciones. Hay tostadores que tienen una serie de opciones extra que conviene comprobar antes de cada uso. Una muy característica es la que te permite tostar solo por un lado y que puede desembocar en que el pan esté marrón por un lado y blanco por el otro. También hay los que poseen opción de descongelado, muy útil para esas rebanadas bajo cero, pero que hay que deshabilitar cuando el pan sea fresco.

No tienes el tostador adecuado según el tipo de pan que comes. A veces nos dejamos llevar por aspectos tales como el diseño sin tener en cuenta que es posible que el tostador que hayamos comprado sea el idóneo para nosotros. Si nunca usas pan de molde, ¿para qué quieres uno con las ranuras cuadradas? Elige el tostador en función del tipo de rebanada -longitud, anchura, etc- que comas habitualmente.

No sirve para hacer un sándwich mixto. Es posible que lo hayas intentado más de una vez: untar la mantequilla en el pan directamente para tostarlo todo junto o, si eres un kamikaze de la cocina, ponerlo con queso para hacer tu recetita soñada. Pues bien, el resultado, salvo milagro, es un EPIC FAIL de campeonato. El tostador sirve para tostar pan, desengáñate.

Cada pan es un mundo. Esto es tan importante que merece la pena dedicarle unos minutos de estudio. En nada se parece una rebanada de pan de molde a una de hogaza artesana. Varían gramaje, humedad, corteza... por lo que, en cada caso, deberás ajustar la forma de tostado para un resultado óptimo. ¿Qué es un curro? Sí, pero compensa tomarse una tostadita perfecta por la mañana, ¿verdad?