MIENTE Y NO MIRES ATRÁS, OTROS LO HACEN

Sé un impostor más: diez trucos para disimular que no sabes cocinar

No te gusta cocinar, pero ahora que lo 'foodie' está de moda todo el mundo parece repentinamente mirar con cara de asco tus palitos de cangrejo. Te invitan a cenas en las que ya no hay pan de molde, embutido y Cheetos, grandes mesas con manteles caros en las que circulan ceviches, pescados de nombres imposibles y postres que contienen ingredientes llamados lichi. Si eres de los que no nacieron para ser un 'outsider', si donde te verdad te sientes cómodo es entre el rebaño, llegó la hora de mentir. Hazles creer que eres uno de ellos.

Saca el ninja que llevas dentro y miente como un bellaco. Cocinatis

No nos creas infalibles, tal vez te quede alguna lagunita. De hecho, estamos en la lección 1 de 'Cómo ser un 'fake' en la cocina' y puede que alguno de nuestros invitados enteradillos nos hagan temblar cuando empiece a indagar sobre la variedad de los tomates que hemos servido o se marque una disquisición sobre un nuevo queso artesanal fabricado por unos neohippys malhumorados en una aldea repoblada de Asturias.

Son los riesgos que hay que correr cuando uno se decide a convertirse en un impostor entre la comunidad 'foodie', cuando uno decide por voluntad propia urdir un malévolo plan para engañar al personal con el único (y entrañable) objetivo de sentir el cariño de aquellos que pronuncia 'teppanyaki' con la misma soltura con la que tú dices 'chorizo'. Miente, y no mires atrás. Porque si hay gente que puede pronunciar sin despeinarse eso de 'es que, verás, se me fue pasando lo de la declaración de la renta porque eso que te lías presidiendo Cataluña, y un día por otro y al final no vas', tú bien puedes decir como si supieses de qué hablas 'ya era hora de que llegase el ramen'. Nosotros te ayudamos a mentir.

1- Ante todo, puesta en escena. La peña viene a cenar a tu casa y no puedes plantar un hule cochambroso con restos de aquella crepe que te comiste en 1994, y mucho menos vasos de Nocilla diferentes y platos de distintas vajillas. Para empezar a engañar bien, hay que invertir primero un poco de capital:  cubertería mona, platitos conjuntados (se ponen dos, por favor, nada de usar el mismo plato para el primero y el segundo. Los 'foodies' dicen que les da igual, pero no es cierto: ellos también mienten).

2- Seguimos con la puesta en escena: luz tenue, si es posible alguna vela. Cualquier amante del buen comer sabe que el ambiente es importantísimo para que un plato nos entre bien. El fluorescente es, de hecho, el principal enemigo de cualquier experiencia gastronómica, es ese objeto capaz de acabar de un plumazo con las ganas de comer (y de vivir) de cualquiera con un mínimo de sensibilidad. Esto los 'foodies' lo saben y te agracerán que te lo curres. Música ligera, algo de jazz, soul, sofisticadas cantautoras yanquis... Nada de Metallica, pues, ni siquiera antes de cortarse el pelo.

3- Empezamos: la ensalada. Vas a hacer una ensalada de primero, pero antes sería conveniente analizar qué entiendes tú por ensalada. ¿Una bolsa de hojas marca blanca, una lata de atún y, cuando te pones estupendo, un tomate? Muy bien, no vamos a pedirte que modifiques sustancialmente tu filosofía a la hora de hacer ensalada, pues queremos respetar tu esencia como ser humano pese a que la cosa vaya de mentir.

Cambia la iceberg por unos brotes verdes, los tomates grandes por tomatitos cherry cortados por la mitad, cómprate un bote de frutos secos diversos (en los súpers encuentras ya el preparado, con sus nueces, pasas, piñones...), trocea una manzana, échale alguna frambuesa, tal vez una zanahoria cortada escrupulosamente en juliana... Y, lo más importante, vete a alguna tienda de productos delicatessen y cómprate una vinagreta ya preparada. Una de frutos del bosque puede sentar estupendamente a tu ensalada. Aliña justo antes de servir y triunfarás.

4- 'Snacks' pijetes. Acompañamos esa primera parte de la comida con unos 'snacks' contemporáneos que vendrían a ser la versión 'foodie' del Cheeto de toda la vida. Delishop, por ejemplo, es uno de los lugares perfectos para comprar este tipo de productos: tienen chips de verduras, de frutas, de queso y cebollino o de patatas, tomate, albahaca y mozarrella, entre muchos otros.

5- Si compras un queso francés de pasta blanda en alguna tienda especializada y lo sirves con unos biscottes los vas a acabar de enamorar.

6- Ahora que hablamos de biscottes, una cosa fundamental para parecer un 'foodie' es el pan, pues como pongas en la mesa un pan de trigo estás perdido. Asegúrate de ir a una panadería biológica, en la que se trabaje con masas madre y sin aditivos y jamás compres nada que cueste menos de 10 € el kilo. Apréndete unos cuantos cereales de moda (espelta, kamut...) y deja caer estas palabras en algún momento de la cena. Si tu pan puede tener algún tipo de semilla (sésamo, cereales, pipas...), mejor que mejor. Preséntalo en una cesta y cortado.

7- Una crema o una sopa fría siempre son entrantes interesantes para los 'foodies'. Ellos se cuidan, valoran las verduras y hortalizas, el Km 0 y a la Madre Naturaleza. Así que si en vez de decirles que lo que has hecho es recalentar una crema de súper (de las caras, y si puede ser de una tienda bio, porque si no van a notarlo) les haces creer que la has hecho tú van a amarte para siempre (puedes ponerte el delantal en cuanto llaman al timbre y que te pillen casualmente probándola de una olla en la que la has vertido previamente, tras hacer desaparecer el envase, la prueba del delito). Échale a tu creación unas gotitas de aceite de albahaca (puedes comprarlo, también) y unos taquitos de jamón, esto último a poder ser delante de tus invitados.

8-Llegamos a la parte comprometida de la jornada: el plato principal. Tras este surtido de entrantes y la sopa fría, tenemos que jugarnos todas las cartas con un plato principal. Nadie dice que vaya a ser fácil, pero nosotros sólo vemos una salida. En dos palabras: Ferran Adrià. Y en más palabras: 'La comida de la familia' (RBA, 2012).

¿Por qué? Por muchos motivos. Porque son recetas sencillas y muy muy bien explicadas, en las que tienes fotos de los ingredientes y el paso a paso, y porque aunque estemos hablando de platos como un simple lomo de cerdo a la plancha con pimiento escalibado siempre puedes decir que es de Ferran Adrià, y comentar que qué bien le está yendo a su hermano Albert en lo suyo, que el año que viene le dan la estrella por el Pakta fijo. Los ingredientes de esta receta del jefe son ni más ni menos que lomo, pimientos, perejil, aceite de oliva, ajos, sal y pimienta negra. Fácil, ¿no?

¿Otra recomendación de entre la gran cantidad de platos que hay en el libro? La ternera guisada al curry thai, la cochinita pibil, o postres como el pan con chocolate y aceite de oliva, las fresas con vinagre o la mandarina con Cointreau y helado de vainilla. No olvidemos que Adrià diseñó este libro precisamente para llevar a las casas, a nuestro día a día, una parte del alma de aquel elBulli que marcó la historia de la gastronomía, y que todas las recetas son, pues, muy sencillas pero también muy muy resultonas.

9- Un punto muy importante es el vino. Escoge un tinto o un blanco no demasiado caros, jóvenes y fáciles, sin crianzas ni osadías. Un vino sencillo pero de calidad que combine bien con todo va a solucionarte la papeleta, y si encima es biodinámico habrás ganado la partida. Si no eres un experto catador no hagas alardes: se va a notar enseguida que es la primera vez en tu vida que tratas de agitar una copa con brío antes de introducir la nariz en su interior como si te fuese la vida en ello. Te recomendamos huir de las D.O. clásicas y optar por otras menos conocidas: escoge un Costers del Segre en lugar de un Ribera del Duero, un Valdeorras en lugar de un Albariño y les sorprenderás.

10- Cuando acabe el ágape, no ofrezcas café. La frase es la siguiente: "Chicos, ¿os apetece una infusión, un té...?". Si la gente te mira raro querrá decir que igual aún no forman parte del todo del talibanismo ortodoxo 'foodie', y es en ese momento cuando les puedes decir despreocupadamente: "ah, también tengo café si queréis". Todos querrán un cortado, claro, que servirás con azúcar moreno.

Suerte, compi, y no lo dudes. Vas a engañarles. No son tan listos como parecen.