LO MEJOR PARA CONSERVARLAS
Congelar hierbas aromáticas es una técnica sencilla para conservar su sabor y aroma durante más tiempo. Aprende a congelarlas correctamente con estos sencillos pasos y descubre cómo hacer cubitos de hierbas que transformarán tus recetas.
Preservar la frescura de las hierbas aromáticas mediante la congelación es una excelente forma de evitar desperdicios y disfrutar de sus propiedades durante más tiempo. Sin embargo, hacerlo de manera adecuada es fundamental para mantener su sabor y textura.
El primer paso consiste en lavar las hierbas con agua fría para eliminar cualquier suciedad y retirar las partes secas o dañadas. Una vez limpias, es importante secarlas completamente con papel toalla, un paño limpio o un centrifugador de ensaladas. Este paso es crucial, ya que la humedad puede formar cristales de hielo que afecten la calidad de las hierbas.
Para congelarlas, extiende las hierbas en una bandeja en una sola capa, asegurándote de que no se toquen para evitar que se peguen. Coloca la bandeja en el congelador durante unas horas, hasta que las hierbas estén bien congeladas. Posteriormente, pásalas a una bolsa o recipiente hermético. Así podrás tomar la cantidad que necesites sin que estén apelmazadas.
Otra opción práctica es congelarlas en cubitos, ideales para usarlas directamente en la cocina. Para ello, trocea las hierbas tan finamente como desees, distribúyelas en una cubitera y cúbrelas con aceite de oliva. Luego, congélalas hasta que los cubitos estén sólidos.
Finalmente, guárdalos en una bolsa para una mejor conservación. Con estos métodos, podrás disfrutar de hierbas frescas y aromáticas en tus platos favoritos en cualquier momento, sin preocuparte por desperdiciarlas.