NO SOLO TE BENEFICIA A TI

Hay un nuevo motivo por el que deberías pasarte a una dieta vegetariana

Cada vez somos más conscientes de la importancia de preservar el estado de nuestro planeta (o al menos intentarlo), aunque a veces, por simple desinformación, no sabemos que alguna de las acciones que hacemos inconscientemente o por costumbre pueden dañar la Tierra. ¿Sabes que una dieta vegetariana influye en la condición en la que se encuentra el planeta?

Verduras saciantesAgencias

¿Has oído hablar de la huella ecológica? Es la manera que hay de medir el impacto de la demanda del ser humano por usar recursos naturales, teniendo en cuenta a qué paso se regeneran estos productos. Hoy en día, para satisfacer la demanda de recursos, necesitaríamos un planeta y medio, por esta razón hay que concienciarnos y tratar de reducir esta escalofriante cifra. Hay infinidad de pequeñas acciones que suponen un impacto negativo brutal para el planeta. Por eso, si conseguimos cambiar esos pequeños hábitos, como dejar de comer carne –o al menos reducir su consumo, cosa que también es buena para nuestra salud–, estaremos contribuyendo a la conservación de la naturaleza y sus preciados recursos.

A lo que íbamos. La dieta vegetariana puede ayudar a reducir el impacto nocivo para la Tierra. Resulta que la cría de animales de ganado produce más emisiones CO2 que todos los vehículos del mundo. Además, conlleva un gasto de agua altísimo, al mismo tiempo que contamina este recurso que no en todos los rincones del mundo pueden disfrutar y que damos por sentado en el primer mundo. Cuesta creer, pero es la realidad. Por otra parte, la extensión de terreno destinada a la cría de estos animales es inmensa, lo que hace que toda esa superficie se convierta en improductiva, además de no dejar lugar a que la naturaleza siga su propio curso.

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Y para finalizar, si hablamos de productos del mar, su exportación implica muchos kilómetros de transporte, lo que supone más emisiones de CO2 y en consecuencia, el calentamiento de la atmósfera. Por lo tanto, siempre debemos fijarnos en la procedencia de nuestros alimentos, para que sean de temporada y proximidad y no contribuyan al calentamiento global. Es así de sencillo: apuesta por las frutas y verduras de agricultores locales como base de tu alimentación, y consume solo esporádicamente carnes y pescados (intenta que estos también sean de proximidad, para evitar las emisiones de CO2 en el transporte).

Así que si se te ha pasado por la cabeza dejar de comer carne y empezar a alimentarte de vegetales, plantéatelo desde este punto de vista, ya que es una pequeña acción que acarrea un impacto bárbaro en el medio ambiente. Si todos ponemos de nuestra parte, claro.

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