MALOS HÁBITOS
Los gases son un disturbio que afecta alrededor del 15% de la población. Pueden llegar a resultar extremadamente molestos y sin embargo hay gestos que se cumplen a diario que los causan.
Los gases no son otra cosa que aire en el estómago y en el intestino. Todo el mundo acumula y expulsa gases. En algunos casos esta acumulación se convierte en excesiva, provocando eructos y flatulencias a todas horas, difíciles de controlar. Sin embargo, se pueden reducir los gases evitando estos gestos cotidianos.
1- Mascar chicle. Uno de los hábitos más dañinos, por varias razones a parte de provocar gases, es mascar chicle de forma habitual. Cuando lo haces, estás repitiendo continuamente el acto de mascar y produces más saliva. Cada vez que tragas, también ingieres una pequeña cantidad de aire que se acumula en el estómago, provocando gases y ganas de eructar para eliminar el aire en exceso. Si sueles mascar chicle después de comer en vez de lavarte los dientes, déjalo y vuelve al método tradicional: cepillo y pasta de dientes.
2- Beber de la botella o con pajita. Como lo oyes: esta forma de beber provoca o acentúa los gases ya que ingerimos más aire respecto a cuando bebemos de un vaso o de una copa. Ya es hora de que te deshagas de la botella que tienes encima de tu escritorio, y que vas rellenando todos los días, y compres un vaso. Además de una mayor higiene y de menos gases, también es más elegante y profesional. Por otro lado, eliminar las pajitas de tu vida tiene un doble resultado: tus gases disminuyen y el medio ambiente lo agradece.
3- Prisa y estrés a la hora de comer. Seguro que te has reído, porque has pensado en tu almuerzo diario y lo has visto claro: prisa, comida y estrés son el pan de cada día. Pues deja que te contemos un secreto. Si en vez de comer en 8 minutos, tragando bocados enormes y mucho aire y sin mascar la comida, tardas 15, los problemas de tu día laboral seguirán allí cuando termines. La diferencia entre la primera situación y la segunda es que los encararás con o sin gases. ¿Lo ves claro ahora? Comer despacio no te garantiza resolver tus tareas cotidianas, pero sí poder concentrarte en ellas sin otras ‘molestias’.
4- Comes mucha fruta y verdura. No, no vamos a decirte que comer mucha fruta y verdura es malo, todo lo contrario. Simplemente hay algunos tipos de vegetales que pueden provocarte flatulencia más que otros, y deberías intentar reducirlos o por lo menos no combinarlos entre ellos. ¿Un ejemplo? Unas lentejas para comer, y de postre un buen trozo de piña, es lo peor que puedes hacer. Las legumbres, así como el brócoli, la coliflor, las espinacas y algunos tipos de fruta aumentan los gases que fermentan en nuestro cuerpo. Reducir su consumo en favor de otro tipo de verduras podría ser una forma de disminuir los gases. Y si no puedes vivir sin legumbres, prueba un truco a prueba de niño: en vez de comerlos enteros, tritúralos. Notarás la diferencia.
5- Consumes muchos cereales integrales. De nuevo, haces bien. Pero si sufres de gases deberías consumir menos cereales y menos azúcar. Esto se debe a que cuando se digieren los hidratos de carbono, especialmente los integrales más ricos en fibra, el cuerpo produce gases (menos cuando comemos arroz). Reduce el consumo de pasta a una vez por semana.
6- Tomas bebidas con gas. No haría falta ni decirlo, porque si lo piensas estás tomando gas, pero, si no queda claro, tomar bebidas con gas aumenta sensiblemente… los gases. Y además tiene otras consecuencias nefastas para nuestra salud, como el hecho de contener muchísimo azúcar. Si eres un consumidor habitual de bebidas con gas y sufres de molestias debidas a eructos y flatulencia, deja de tomar estas bebidas durante unos días: verás qué diferencia.
7- Fumas. ¿Aún no has encontrado una razón válida para dejar de fumar? Igual podría ser esta. Cada vez que le das una calada a un cigarro, ingieres aire (¡mal!) y humo (¡peor!). Dejar de fumar reduciría los gases, además de tener numerosos otros efectos positivos en tu salud.
8- Tu dentadura postiza está floja. Es una causa de gases pocos conocida: solo hablan de ella los que sufren por su dentadura postiza. Una dentadura floja deja pasar más aire de lo aconsejado y favorece la acumulación de gases y los consecuentes disturbios.