POR UNA DESPENSA MÁS SOSTENIBLE
Despilfarro cero. Una cocina sin despilfarro es posible si aplicamos una serie de gestos y tenemos en cuenta algunas cosas. Por ejemplo, que estamos tirando comida creyendo que es inservible cuando realmente podríamos aprovecharla. ¿Cuál?
El tallo del brócoli
En muchas ocasiones va directo a la basura, pues muchas personas no saben no solo que es una fuente de propiedades, sino que puede utilizarse para hacer una buena crema de verduras, que puede acompañarse de otras verduras y hortalizas y comerse fría en verano y bien calentita en invierno. Es una gran fuente de vitaminas, especialmente del grupo A, y una verdura sabrosa, económica e hipocalórica, de la que conviene sacar el máximo partido. Lo mismo podemos decir de sus hojas, que a menudo acabamos tirando cuando en realidad se pueden emplear para hacer salteados o para comer al vapor, como si fuesen acelgas o espinacas. Lo mismo ocurre con la coliflor, de la que puede aprovecharse absolutamente todo.
Las hojas de las zanahorias
Y de la remolacha, los ajos tiernos, los rábanos y otras hortalizas. Pueden utilizarse perfectamente para hacer salteados, combinados con otras verduras y con algo de proteína, y si acabamos con un toque de arroz, quinoa, pasta o cuscús tendremos un plato hipervitamínico, barato y sencillo, que puede funcionar como plato único.
La piel del calabacín
¿Has probado a prepararte en casa una sal de calabacín? Es sencillísimo. Solo tienes que calentar en el horno las pieles sobrantes del calabacín hasta que queden secas, y después triturarlas hasta convertirlas en polvo. ¡Ya tendrás el aliño perfecto para carnes, verduras y ensaladas!
El pan
Torrijas, leche frita, pan rallado, pudding... Las posibilidades del pan duro son tantas y tan tentadoras que en cuanto las descubramos no volveremos a tirar ni una migaja. Y si no estamos para cocinar, directo al congelador. Lo tendremos fresco siempre que lo necesitemos.
Fruta
Ni se te ocurra tirar una sola pieza de fruta aunque esté ligeramente pasada y haya superado su punto de maduración. Zumos, batidos, smoothies e incluso helados y polos para los más golosos son algunas de las posibilidades que ofrece la fruta natural cuando ya no nos apetece comerla por estar demasiado madura. Ah, y sobre todo, cómela siempre con piel, pues las pieles de frutas como manzana, pera y melocotón tienen un sinfín de propiedades, entre ellas mucha fibra, que nos hará sentirnos mejor y favorecerá el tránsito intestinal.
La raíz del puerro
Es ideal para preparar sopas de temporada o salteados de verdura, pues aportará ese toque de sabor y aportará una consistencia muy interesante.
Carne
Sobras de guisos y asados pueden convertirse perfectamente en lasañas, croquetas, empanadillas o un ragú para la pasta. En el caso del pollo, recomendamos comprar siempre un pollo entero, que será mucho más económico, y aprovechar hasta el último rincón: puedes utilizar los huesos para hacer un caldito, que luego podrás usar, por ejemplo, para las cremas de verduras, o meterlo en el congelador para cuando lo necesites. La carne que se quede pegada al hueso será perfecta para improvisar unas buenas croquetas.