Huyes de ellas, pero vuelven cada año

Estas son las 10 peores cosas que pueden aparecer en tu mesa de Navidad

Es época de delicatesen, de comer cosas ricas, de disfrutar en familia... ¿O no? NO, también hay comidas que son impopulares y que regresan cada año para amargarnos las fiestas.

Ay, la piña seca o en almíbar.Pixabay

¡Felices fiestas! Esto es lo único agradable que os vamos a decir en este artículo. De aquí en adelante, empieza una galería de los horrores que amenaza con quitaros el apetito. ¿Qué os parece? Igual no es mal momento para hacer una dieta. Lo decimos porque lo que viene a continuación es una sucesión de los platos menos apetecibles posibles y que, sin embargo, aparecen en muchos de nuestros hogares. ¿Hacía falta?

¡Qué mal rollo da el huevo hilado! | Wikipedia

Huevo hilado. Admítelo: eres de los que lo quitas con una mueca de disgusto del redondo de carne. Nadie sabe cómo, pero el caso es que aparece año tras año en la mesa de Navidad. Su sabor es bastante insípido, pero lo peor es esa textura indescriptible que te hace pensar que te has tragado el ovillo de lana de tu tía la que hace costura. Un derroche innecesario.

El horroroso higo seco. | Pixabay

Higos secos. Lo de poner frutas secas en bandejas de turrones y polvorones es un clásico. Los pobres higos se llevan la palma con un aspecto muy, pero que muy poco apetecible. Metérselos en la boca es ponerse a mascar algo duro y gomoso hasta que la textura ceda, lo que suele pasar transcurrida no menos de media hora. Un horror al que hay que poner freno.

Ternera rellena de lombarda | antena3.com

Col lombarda. No sabemos si es debido a su color morado, que nos remite a las fiestas, pero el caso es que esta verdura suele aparecer en Navidad a traición. El viejunismo de la receta dicta que debe presentarse con piñones, pasas y manzanas. En la práctica, es un entrante o acompañamiento que no gusta a casi nadie. Suele penar por la nevera, metida en un táper hasta el día de Reyes.

El rosco de vino, el polvorón que NO. | Wikipedia

Rosco de vino. Todos recordamos la primera vez que comimos un rosco de vino. Lo encuentras en la caja de los polvorones y te lo metes en la boca, pensando que va a romperse en arenilla en tu paladar. Lo que te encuentras, en lugar de la textura habitual del mantecado, es una rosquilla dura, que recuerda a una galleta a la que se le ha pasado el arroz.

Turrón de frutas, vaya tela... | Wikipedia

Turrón de frutas. Admitámosolo, lo de probar turrones de sabores nuevos tuvo su punto durante una temporada, pero ahora hay que volver a los básicos. El blando, el duro, el de chocolate, el de yema tostada y el de... ¿frutas? Noooo, el de frutas, no. Esa pasta de azúcar de color blanco con frutas escarchadas en su interior es uno de los peores inventos del ser humano.

La sidra, que sea de calidad. | Wikipedia

Sidra de a 1 euro. Entre brindar para celebrar las fiestas con un cava normal y hacerlo con una cutre sidra de supermercado de a 1 euro la botella hay un abismo. Para brindar así en plan 'low cost', mejor hacerlo con una cerveza o un vino. Lo único que hacen estos subproductos es echarle tierra por encima a los espumosos, que acaban cargando con la mala fama de estos crímenes contra la humanidad.

Pastel de carne, berenjena y patata | antena3.com

Pastel de carne. Triturar carne no es un concepto agradable. En navidades, además, estos amasijos se presentan en la mesa como si de delicatesen se trataran. Muchas veces, además, se acompañan de una decoración bizarra, con elementos como aceitunas, huevo cocido y, sí... huevo hilado. Aquí está. Os dijimos que tenía mucho peligro y que no era fácil de arrinconar.

Melocotón en almíbar. | Wikipedia

Melocotones y piña en almíbar. Frutas cortadas y mantenidas en azúcar en latas de conserva durante todo el año, esperando pacientemente a que lleguen las navidades para salir de su escondrijo... Parece una película de terror. Y LO ES. Porque las frutas en almíbar son un atentado permanente contra los atributos que le son naturales: la frescura y la ligereza.

Un bicho de mazapán, glups. | Flickr

Cosas con forma de animal. Foie esculpido como si de un patito se tratara, cocodrilos y otros reptiles de mazapán... No sabemos por qué, pero la fantasía a la hora de dar forma a los alimentos se pone por las nubes en Navidad. Después, nos sentamos a la masa y nos toca enfrentarnos a semejantes engendros con la responsabilidad de tener que comérnoslos. Drama.

Rollo moruno lo de estas yemas. | Wikipedia

Pasteles de yema. Huelen a rancio, a habitación sin ventilar. Los dulces que se hacen a partir de yemas son un clásico de conventos y monasterios que, aprovechando el todo vale de la Navidad, vuelven por sus fueros para subirnos el azúcar hasta mucho más arriba de la trayectoria de la estrella de Belén. ¿Por qué hay que aguantarlos también en estas fechas?