Galería de los horrores
Ojo, que vienen curvas. Recogemos 10 historias reales de cosas raras encontradas en comida que ponen los pelos de punta. Yaks.
Esperamos que no estéis leyendo estro mientras coméis porque lo mismo echáis la pota. Ajustaos los cinturones, que arrancamos.
Yogur sabor a... semen. En una feria de comida de Nuevo México, Anthony Garcia le ofreció un yogur a una clienta. Al probarlo, ella dijo que sabía "a semen". Él, picarón, le confirmó que le había añadido "su salsa especial". No era broma.
La salsa de curry del superratón. En St. Austell, en Cornwell, Inglaterra, una mujer compró una salsa de curry en el restaurante Asda. Al probarla, se encontró con nada más y nada menos que un ratón muerto. ¿El secreto estaba en el roedor?
¡El arroz se mueve! Una chica británica de 12 años, Maisy Dean, se disponía a preparar arroz cuando se encontró que lo que parecían granos era en realidad, gusanos. Ocurrió en Manchester y la pobre chica aún no ha recuperado el apetito.
Pasta con mucho hierro. Esta historia se ha repetido no solo una vez, sino varias. Rebecca Shorten, de Gloucester, Nueva York, se topó con unos poquitos clavos en un paquete de pasta preparada de los supermercados Tesco. Pa' haberse matao.
La sopa más segura. Ñami, ñami. Laila Sultán estaba cenando sopa de gambas en el restaurante McCormick & Schmick’s, en Irvine, California, cuando, de repente, se topó con algo que parecía un calamar. No lo era, se trataba de un condón. Así son las cosas.
Del pollo, hasta la cabeza. Resulta tranquilizante saber que los nuggets del McDonald's llevan, efectivamente, pollo. El problema surgió cuando una norteamericana se encontró en una cajita una cabeza entera frita.
El sándwich más peludo del mundo. ¿Qué es lo que pasa cuando alguien se deja un guante de horno dentro un sándwich a punto de ser cocinado? Pues que obtenemos un sándwich lleno de fibra, pero no de la que estamos todos pensando...
Por si el arroz te hace daño, toma una tirita. Una tirita usada en un plato de arroz se encontró una muchacha china. Repetimos: U-S-A-D-A.
Plátanos que pican. No, no nos referimos a que alguien le hubiera puesto una guindilla a un racimo para darle un poco de sabrosura. Hablamos de un hallazgo inesperado: el de un escorpión vivito y coleando en un paquete de platanetes.
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