LO REVELA UN ESTUDIO CIENTÍFICO
Un grupo de prestigiosos científicos de 37 científicos de diferentes países agrupados por la Fundación EAT acaban de publicar un estudio en la revista Lancet que revela cuál es la mejor dieta para preservar el medio ambiente y garantizar una salud óptima. Estas son las conclusiones.
Una de las conclusiones de la investigación es la necesidad de doblar el consumo de frutas y verduras y reducir el de carne roja y azúcar en todos los países. Es la manera, según los investigadores, de garantizar la sostenibilidad del planeta y la correcta alimentación de la población mundial. Todo ello, debe acompañarse de la reducción de emisiones de dióxido de carbono y de la contaminación de nitrógeno y fósforo, reducir el uso de tierras y el desperdicio alimentario. Así lo publica la revista The Lancet, que se hace eco de la investigación llevada a cabo por la Fundación AET, que ha estado trabajando durante tres años en la elaboración de un completo informe en el que se establece un modelo de dieta saludable y sostenible, ya que ambas cosas deben ir de la mano para garantizar el futuro del planeta.
La dieta establece la ingesta de unas 2.500 calorías diarias, aproximadamente, y plantea diferentes rangos de alimentos que se pueden combinar de las más diversas maneras y que dependen del huerto de cada país, fundamentalmente, además de su cultura gastronómica. Establece que un poco menos de la mitad de la ingesta del día debe proceder de frutas y vegetales (especialmente estos últimos, ya que aportan más energía), una cuarta parte aproximadamente de cereales, una buena cantidad de frutos secos y proteínas (reduciendo las de origen animal) y de lácteos enteros, minimizando la ingesta de carnes, azúcares y grasas saturadas. La investigación incide, además, en la necesidad de eliminar los granos refinados y apostar en la medida de lo posible por cereales integrales.
Los investigadores aseguran que siguiendo esta dieta se podrían ahorrar hasta 11 millones de muertes prematuras anuales, además de que reduciría sensiblemente la emisión de gases de efecto invernadero. Es, sin duda, todo un reto para la población de algunos países, cuyas pautas de alimentación contravienen las indicaciones de esta dieta. Por ejemplo, los norteamericanos comen aproximadamente 6,5 veces más la cantidad recomendada de carne roja, mientras que las personas del sudeste asiático comen apenas la mitad. En los países occidentales, además, el consumo de grasas saturadas y azúcares supera con creces las cantidades establecidas en la llamada "dieta plantearia".
La dieta, de hecho, responde a la necesidad de redefinir los modelos agrícolas de producción alimentaria, ya que en la actualidad son, según el estudio, "los principales causantes de la degradación ambiental", ya que la agricultura acapara por sí sola un 40% de la tierra y la producción alimentaria es responsable de más del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Se trata, pues, de llevar a cabo una revolución agrícola mundial antes de que sea demasiado tarde, tanto para la salud del planeta como de la población en general.