LA TRATAS MAL, LA LIMPIAS MAL, NO LE SACAS PARTIDO

Diez cosas que deberías hacer con tu nevera (y no haces)

Hace unos días hablábamos de cómo sacar partido al microondas, y ahora le toca el turno a la nevera. Este electrodoméstico que a menudo nos sirve, erróneamente, como despensa, es uno de los grandes maltratados de nuestra cocina, un lugar en el que se acumulan bacterias y suciedad y que a menudo no funciona como debería por nuestra culpa. Aquí diez consejos para dar una vida mejor a nuestra nevera (y a nuestros alimentos).

Ella vivirá más y gastará menos. ¡Saca de ahí ese fuet!cocinatis

1- Limpia el motor de vez en cuando. No basta con que la limpies a conciencia por dentro, pues es una de las grandes fuentes de bacterias de nuestros hogares, sino que también hay que pasar de vez en cuando un trapo al motor, donde de acumula mucho polvo. Para ello, cada cierto tiempo es conveniente despegar el frigorífico de la pared y pasar un trapo seco por la rejilla de detrás. Por supuesto, hemos de tirar toda la comida estropeada y limpiar con frecuencia estanterías, partes fijas e incluso jarras o recipientes cuya base pueda estar pegajosa o manchada, con el objetivo de que la nevera esté siempre impoluta. Si no somos de los que nos gusta hacer mantenimiento e ir limpiando a diario, es interesante limpiar a fondo al menos una vez cada tres semanas. Ah, y no uses productos químicos: simplemente agua y, para desinfectar, vinagre o limón.

2- La nevera no es tu despensa. Y el congelador menos. A menudo tendemos a guardar en la nevera algunos productos que no deberían ir en ella, y utilizamos el congelador para guardar durante años botes de los que luego nos olvidamos. Ambas cosas están mal, porque lo único que conseguimos es forzar la máquina y hacerla trabajar más de lo que debería. En la nevera debemos guardar únicamente lo que necesite refrigeración (embutidos enteros o panes, por ejemplo, no deberían guardarse aquí, lo mismo que muchos botes sin abrir) y en el congelador tratamos de guardar alimentos, debidamente etiquetados con sus fechas, durante un máximo de tres meses.

3- La puerta para los alimentos que necesitan menos frío. Huevos, mantequilla y algunos quesos deben colocarse en la puerta, reservada para los productos que requieren menos frío. Si tenemos que enfriar corriendo una botella de vino o unas cervezas porque tenemos invitados, no debemos colocarlos en la puerta, sino en una de las estanterías de la parte baja, la zona más fría de la nevera. Del mismo modo, es conveniente colocar siempre los productos con fecha de caducidad más cercana en la parte de delante, y dejar para las zonas más alejadas los que caducan más tarde.

4- No guardes en la nevera alimentos como el café, los ajos y cebollas, las patatas, los cítricos, los plátanos, el pan, el chocolate o la crema de cacao y avellanas. Es mucho mejor conservarlos a temperatura ambiente porque el frío puede estropearlos.

5- Nunca guardes comida caliente. Aunque es muy tentador prepararse tápers para un regimiento e introducirlos en la nevera cuando aún están ardiendo, te aseguramos que no es una buena idea. No sólo estás obligando al electrodoméstico a trabajar más, sino que el calor puede transmitirse a los alimentos cercanos, y la comida se enfría de manera desigual. Además, una comida caliente puede generar vapor por el cambio de temperatura, el cual se transforma en agua y acaba aguando el alimento en cuestión. Lo ideal es enfriar a temperatura ambiente e introducir después en la nevera.

6- Utilízala para descongelar. A menudo descongelamos en el microondas, con resultados desiguales, o a temperatura ambiente, cosa que supone un riesgo porque a menudo la temperatura de las casas es muy alta. Es interesante, si tenemos tiempo, ser un poco previsores y tratar de descongelar los alimentos en la nevera, aunque tarden un poco más. Se irán descongelando progresivamente y los mantendremos alejados del calor y las bacterias.

7- Trata de desenchufarla si vas a estar fuera unos días. El electrodoméstico va a descansar y, además, te va a servir para comer todos esos alimentos que guardabas desde hacía tiempo. Antes, con las neveras antiguas, era una práctica habitual desenchufarla antes de vacaciones para descongelar, y ahora, con las neveras No Frost, esta práctica se ha perdido. Desenchufarla no sólo va a permitirnos, como decíamos, darle un respiro y acabar con las reservas que llevaban tiempo en ella, sino que también vamos a poder limpiarla a conciencia a nuestro retorno, de forma mucho más cómoda que si está enchufada y llena.

8- Recipientes de vidrio que cierren herméticamente. Especialmente en el caso de carnes y pescados que vayamos a guardar durante unos días y en el de embutidos cortados en lonchas. En el caso de las carnes, conviene ir retirando el agua que van soltando al menos un par de veces al día.

9- Intenta que los productos no toquen las paredes de la nevera. Hay que procurar que el aire circule entre ellos, de manera que es interesante que tampoco se toquen excesivamente entre sí, y, como decíamos antes, no tenerla excesivamente llena.

10- El cajón de las verduras está para algo. Guarda siempre en él las verduras, de las cuales previamente habrás extraído las hojas inservibles. Es frecuente que eliminen líquidos que pueden contaminar al resto de alimentos si no las guardamos en los cajones pertinentes.