DE FORMA SOSTENIBLE
En muchas casas, el horno se utiliza esporádicamente, tanto que en ocasiones sirve incluso como armario para guardar sartenes y cacerolas. Esta dejadez resta años de vida a este electrodoméstico tan importante, que debemos cuidar siguiendo estas pautas.
1- Hay que limpiarlo después de cada uso
Del mismo modo que limpiaríamos una sartén o una olla después de utilizarla, tenemos que seguir el mismo ejemplo con el horno. Tanto si hemos cocinado una merluza como una pizza congelada, debemos retirar tanto los restos de comida como la grasa que haya quedado incrustada. No hace falta que se enfríe por completo. Podemos limpiarlo cuando todavía esté templado con un poco de detergente de lavavajillas y agua. Si no está demasiado sucio, pasar la bayeta con un poco de agua bastará.
2- Sí al bicarbonato
Aunque no es necesario que lo utilicemos exclusivamente, el bicarbonato va a ser un buen aliado para limpiar el horno en algunas ocasiones, y podemos combinarlo con otros productos específicos para la limpieza de este electrodoméstico. Para ello, solo tenemos que crear una pasta con bicarbonato y agua y dejarla actuar en todas las partes del horno (interior y puerta, tanto por dentro como por fuera) durante una hora. Después la retiramos con abundante agua y, si queda algún resto blanquecino, podemos pasar un paño con detergente de lavavajillas. Otra opción es añadir una cucharada de bicarbonato en un vaso de agua y limpiar con una esponja.
3- ¡Y también al vinagre!
Otra opción es limpiar el horno por dentro con una esponja a la que hemos añadido vinagre previamente (no olvides que existe vinagre para limpiar, que no tienes por qué utilizar el de comer, aunque también sirve). Después, retiramos las rejillas y bandejas y las introducimos en un recipiente con una mezcla de agua y vinagre. Dejamos reposar durante media hora y después lavamos con abundante agua y detergente de lavavajillas.
4- Limpiezas a fondo de vez en cuando
Lo ideal, como ocurre con cualquier electrodoméstico, es realizar un mantenimiento cada vez que se utiliza y una limpieza a fondo periódicamente. No vamos a establecer una fecha, pues siempre va en función de cuántos seamos en casa y la frecuencia con que utilicemos el horno.
5- Sí a los productos específicos
Cada fabricante tiene sus propias instrucciones, y conviene seguirlas al dedillo para que el horno quede perfecto. En general, recomiendan rociar el limpiador en el interior del horno y dejarlo actuar, para posteriormente retirarlo con una esponja empapada en agua. Nuestra recomendación es evitar los estropajos metálicos, que pueden rayar el horno, y utilizar una esponja suave, aunque cueste más eliminar la suciedad adherida.
6- Ventilación a tope
Si utilizamos productos químicos es conveniente que la cocina esté bien ventilada. Tanto si el producto está actuando como cuando acabemos de limpiar, es indispensable que las ventanas estén bien abiertas y, a poder ser, no estar en la cocina. En este sentido, también es recomendable utilizar guantes e incluso mascarilla, pues suelen ser productos bastante tóxicos.
7- El limón, un buen aliado
Para combatir los olores, nada mejor que el limón. Una buena idea es colocar en un cazo el zumo de un limón e introducirlo en el horno a 250º durante aproximadamente 20 minutos. También podemos dar un toque final a la limpieza del horno con una esponja empapada en zumo de limón.
8- Utiliza una rasqueta de vitrocerámica
Es un básico para la limpieza del horno, pues te ayudará a retirar con facilidad los restos de comida adherida y carbonizada sin dañar las superficies.
9- También por fuera
No olvidemos limpiar el horno también por fuera, lo mismo que otros electrodomésticos. También neveras, lavavajillas y microondas requieren de una correcta higiene tanto por dentro como por fuera, cosa que deberíamos hacer prácticamente a diario. Bastará una bayeta humedecida o una esponja con un poco de jabón. Para que quede perfecto, tenemos que secarlo correctamente con un paño o con papel de cocina.
10- Y sobre todo... ¡sí al horno!
Hay que aprovechar todas sus posibilidades y disfrutar de unas cocciones saludables y nada calóricas. En realidad, el horno puede utilizarse prácticamente para todo, desde pescados a carnes o pizzas caseras, y también para elaborar algunos platos que tradicionalmente hemos consumido fritos. Croquetas y empanadillas quedan estupendamente bien al horno, son mucho más saludables y menos calóricas. Basta pintarlas con un pincel mojado en huevo batido antes de hornearlas y ya lo tendremos: lo de siempre, igual de bueno y muchísimo más saludable.