SUSTITUYE LAS ACELGAS POR PANCETA, ¿ES ESO POSIBLE?
La dieta del pomelo es casi tan antigua como la de la alcachofa o la de la sopa, esas dietas basadas en un producto milagroso que promete ayudarnos a rebajar peso si lo incorporamos a nuestra dieta, siempre que no lo combinemos con pastelitos.
"Adelgaza siete kilos en ocho días", "la mejor manera de perder 20 kilos en un mes". Este tipo de llamadas, mucho más peligrosas de lo que creeemos, son las que suelen acompañar a dietas milagrosas como se supone que es la del pomelo, un alimento quemagrasas que nos va a permitir perder de forma exprés y sin sufrir, según dicen, esos kilos que nos sobran.
Este tipo de dietas, insistimos, no deben hacerse en ningún caso, y ya no sólo porque no son saludables y reducen drásticamente el número de calorías que nuestro cuerpo necesita, sino porque, además, promueven en efecto rebote y hacen que nuestro cuerpo se convierta en un cúmulo de colgajos. La dieta debe ser una combinación de ejercicio, frutas y verduras, que nos permita perder aproximadamente medio kilo a la semana, ese medio kilo que no va a volver y que tenemos que eliminar poco a poco sin sufrir en exceso. Cualquier otra cosa está totalmente desaconsejada por cualquier especialista y por cualquiera persona con sentido común. La operación bikini, pues, debería empezar en enero y no convertirse en una de esas salvajadas con las que castigamos a nuestro cuerpo en julio.
¿En qué consiste la dieta del pomelo? La que nos promete perder hasta siete kilos en ocho días es una dieta hipocalórica, que elimina el consumo de hidratos de carbono y nos insta a consumir carnes grasas. De hecho, no importa que las carnes tengan grandes cantidades de grasa, ya que numerosos estudios realizados –de momento únicamente en roedores– afirman que esta fruta tiene propiedades quemagrasas si se consume en un mismo ágape con productos grasos.
Así pues, la dieta del pomelo nos anima a sustituir esas acelgas hervidas por un buen pedazo de panceta, el melón a daditos por una hamburguesa y así hasta que nuestra dieta se convierte en una amalgama de grasa y proteína. Son muchos los nutricionistas que desaconsejan este tipo de dietas, porque no sólo no se ha comprobado su efectividad en humanos, sino que la ingesta desmesurada de grasas es desaconsejable para la salud e incrementa el riesgo de sufrir afecciones cardiovasculares. Además, la dieta del pomelo combinado con alimentos grasos, prohíbe terminantemente la ingesta de frutas, carbohidratos y casi todas las verduras.
También existen otras dietas, aún más desaconsejables, que abogan por la ingesta de zumo de pomelo sin acompañarlo de ningún otro alimento durante varios días. Una manera, dicen, de depurar a la vez que se pierde peso. Por último, hay otras dietas basadas en el pomelo, y estas son las que recomendamos, que abogan por comer un poco de todo, fundamentalmente productos a la plancha, verduras y frutas, siempre repartidas en cinco comidas al día, y eliminar por completo grasas y azúcares. El único requisito es acompañar todas las comidas de un vaso de zumo de pomelo.
Es una fruta especialmente rica en vitamina C, flavonoides y provitamina A en forma de beta-carotenos, por lo que constituye un potente antioxidante que contribuye a la prevención de enfermedades degenerativas. Tiene, además, un bajísimo contenido en carbohidratos y tan sólo 27 calorías por cada 100 gramos. Es, por tanto, un alimento ideal para cualquier dieta, aunque, como decíamos, es totalmente desaconsejable tomar únicamente pomelo en una de esas dietas exprés de cuatro días.