TENDENCIA A LA HORA DEL 'BRUNCH'
Si perteneces a este grupo de personas que frecuentan lugares con suelos de cerámicas hidráulicas, barras de madera y mesas con pie de metal, no habrás pasado por alto que a la hora del brunch lo más son las tostadas. Eso sí, muy monas y 'healthy’.
Si perteneces a este grupo de personas que frecuentan lugares con suelos de cerámicas hidráulicas, barras de madera y mesas con pie de metal, esos lugares en cuyas cartas encontramos todos los platos de moda del momento, no habrás pasado por alto que a la hora del brunch lo más son las tostadas. Eso sí, nada de los tradicionales panes untados con mantequilla y recubiertos de mermelada, ni crema de cacao… El reinado de lo cuqui y lo ‘healthy’ –dos conceptos que generalmente suelen ir de la mano– también se ha hecho con las rebanadas de pan, que suelen ser integrales y de semillas exóticas y ahora se recubren con ingredientes ligeros, vegetales y ricos en nutrientes. Todo ello pensando –ejem– en la salud y, sobre todo, en lo mono monísimo que quedará en el plato. Aquí va el top 4 de las tostadas que más lo petan.
1. No sin mi aguacate. ¿Recordáis aquella época en la que el aguacate era el mal? El común de los mortales lo percibíamos como un traidor dentro del mundo vegetal por su alto contenido en grasa y calorías, ese alimento que había que evitar a toda costa y que, curiosamente, hoy se ha convertido en Dios. Tal cual. No hay local de moda que prescinda del aguacate en su carta, especialmente en las tostadas del brunch. Una rebanada de pan integral recubierta de un aguacate aplastado y aderezado con un chorrito de zumo de limón y aceite de oliva extra virgen de prensada en frío, y ya nadie podrá con nosotros. Es comernos ese mejunje delicioso y sentirnos de inmediato sanos, fuertes e irresistiblemente atractivos.
2. Hojas verdes y huevos Benedict. Hace unos años muchos empezábamos las mañanas zampando un buen bocata de tortilla de patata (y muchos, aunque disimulen, siguen haciéndolo probablemente a escondidas). Pero, ¡oh, Dios! ¿Cómo hemos podido hacer eso? Cierto, es muuuucho mejor hincharnos a comer pan de brioche recubierto con unas hojas de color verde brillante y unos preciosos y perfectos huevos Benedict con su delicada salsa correspondiente. Hemos pasado a otro nivel, y lo nacional ha perdido impacto ante la invasión de los desayunos anglosajones. Es curioso, porque los Benedict se hallan ya en todas partes y su democratización ha sido un proceso imparable: si antes estaban únicamente en algunos locales de 'brunch' americanos y poco a poco fueron llegando a muchos restaurantes de medio pelo –todo el mundo, craso error, se cree capaz de elaborarlos–, ahora incluso los restaurantes de alta cocina se marcan unos Benedict con rúcula en la comida dominical.
3. Brotes y salmón. Pan de bagel con lonchas de salmón y unos brotes: estamos ante un festival de Omega-3, de fibra y de nutrientes esenciales para sentirnos bien. Hay quien opta por el queso cremoso y quien renuncia a esa dosis de lactosa y grasas, pero lo cierto es que este bocata clásico que se ha vuelto a poner de moda en los últimos años es ideal a cualquier hora del día: desde un desayuno tardío a una comida ligera, un brunch a lo grande en que decidimos acompañarlo de un Bloody Mary o con un café con leche y un zumito. Muchos lo preparan pero pocos lo bordan, pese a que parezca sencillo: si el salmón es malo nuestra criaturita va a saber a rayos.
4. Espinacas y ricota. Atrás quedaron, por fortuna, aquellos tiempos en que absolutamente todos los locales servían la mítica ensalada de espinacas con queso de cabra y vinagreta de miel, un plato del que quien más quien menos ha comido en algún momento de su vida una versión horripilante: esas espinacas resecas, sin apenas aliño; aquella vinagreta consistente en una cucharada de miel a palo seco y poco más; esos mazacotes de rulo de cabra imposibles de digerir. Por suerte, aquel plato pasó a la historia sin que eso suponga que la espinaca haya desaparecido de nuestras vidas y de las cartas de los restaurantes de moda. Ahora esta verdura ligera y nutritiva se halla sobre unas tostadas de pan rico y esponjoso, generalmente de harinas alternativas al trigo, con cereales, en muchas ocasiones acompañadas de un chorro de aceite de calidad y un queso ligero como la ricotta, que, sin duda, es mejor compañero de viaje que aquel mítico rulo de cabra que hoy en día ya está en desuso.