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Cuatro maneras (deliciosas) de desayunar en Barcelona

¿Desayuno? ¿Brunch? ¿Vermú? ¿Esmorzar de forquilla? Hay quien prefiere desayunar un 'smoothie', otros que se decantan por unos huevos Benedict y los que prefieren meterse entre pecho y espalda unos callos. En Barcelona se puede desayunar de muchas maneras, aquí van cuatro.

Senyor VermutCocinatis

SOMOS HIPSTERS Y HACEMOS 'BRUNCH'
Podríamos discutir si hacer 'brunch' es 'hipster', o lo fue en 2012 y ahora lo que mola es salir a hacer el vermú, pero en principio sigamos dando al 'brunch' dominguero el lugar que se merece entre la parroquia 'hipster' de la capital catalana. Ellos, que cerraron el sábado el Apolo o el Razz y se bebieron hasta el agua de los floreros, se despiertan resacosos el domingo con ganas de dos cosas: un desayuno completo y saludable y un poco de sofisticación.

En Barcelona hay numerosos restaurantes monos, de esos que podríamos encontrar en cualquier capital europea, con flores en las mesas, bonitas lámparas y un entorno lo suficiente cuqui como para hacerles olvidar los excesos de la noche anterior. El elegido está en la calle València, se llama Toto y es uno de esos espacios de moda diseñados por el interiorista de moda, Lázaro Rosa Violán, un local precioso, entre industrial y acogedor, que ofrece un 'brunch' los fines de semana que se ha ganado la fama entre el moderneo barcelonés con ciertos posibles. Es cierto que no nos va a salir barato, pero vamos a disfrutar de platos como su hamburguesa, su surtido de pan artesano y bollería, zumos, huevos ecológicos cocinados de diversas maneras y, para esos rarunos del grupo que no salieron la noche anterior, cócteles.

Si te gusta Toto te gustará:

Federal Café. Parlament, 39.
Restaurante Zinc (hotel Villa Emilia). Calàbria, 115.

SOMOS 'NEOHIPSTERS' Y TOMAMOS EL VERMÚ
Los más borrachines, esos que curan la resaca a base de alcohol puro, que prefieren estar de pie, que adoran las tapas y las conservas y no conciben empezar el día con algo llamado batido de bayas alto en proteínas que cuesta aproximadamente lo mismo que un piso en la Diagonal, esos, esos se van de vermú. Suelen hacerlo en la zona de Sant Antoni, lo más parecido a Madrid que tenemos en Barcelona, aunque también hay quien se pasa por el celebérrimo Senyor Vermut, en el barrio de L'Eixample.

Tienen múltiples marcas de vermú, uno propio, y además cuentan con una carta de tapas que quita el hipo, así que por unos 10 € no solo vamos a tomar un vermú de gran calidad en un local agradable y sin pretensiones, sino que además vamos a salir con el estómago lleno. Senyor Vermut ha sido una de esas sorpresas con las que afortunadamente aún nos deleita el panorama gastronómico en la Ciudad Condal: es un local simpático y pintoresco, sin marketing ni interioristas pijos a sus espaldas, que se ha ganado el afecto popular a base de hacer las cosas bien y de haber sabido tocar el botón que correspondía en el momento justo. Imprescindible.

Si te gusta Senyor Vermut te gustará:

Vinito. Parlament, 27. 
La vermutería del Tano. Joan Blanques, 17.

SOMOS LOS MÁS 'HIPSTERS' O TENEMOS MÁS DE 60 AÑOS Y HACEMOS UN 'ESMORZAR DE FORQUILLA'
Aquí se juntan esos barbudos falsamente desaliñados y esas chicas delgadísimas de grandes gafas y melenas lacias con grupos de señores que llevan alrededor de cuarenta años de fidelidad al local y los observan estupefactos. Y es que el llamado 'esmorzar de forquilla' típicamente catalán (la traducción literal es "desayuno de tenedor") es lo más lo mires por donde lo mires. El 'esmorzar de forquilla' contraviene todas las reglas sobre las que se organiza la vida en occidente, y esa vena transgresora es la que ha permitido una ligera recuperación en los últimos años.

Este tipo de desayuno-comida-festín que tiene lugar en algún momento entre las 10 y las 13 h, aunque en realidad no hay reglas establecidas, fue propio, en su día, de los agricultores que necesitaban un buen tentempié tras horas de trabajo desde que salía el sol. La tradición se ha ido manteniendo, especialmente en muchos locales de barrio, y ahora son muchos los jóvenes que se apuntan a comerte una tortilla de patatas acompañada de unos callos, una tabla de quesos, unas albóndigas con sepia, unas croquetas y una crema catalana, pongamos por caso, regadas con un buen vaso de vino y un carajillo, todo ello a las 11 de la mañana.

Y es curioso que en los barrios más céntricos, mucho más prolíficos en locales cuquis con tartas veganas, no es fácil encontrar un establecimiento preparado para este tipo de desayunos. Nuestra opción es desplazarse al barrio de Sant Andreu y ocupar mesa en Can Roca, un bastión del 'esmorzar de forquilla' y del bonito barrio que lo alberga, un lugar que destila autenticidad y en el que, por algo será, siempre cuesta horrores encontrar mesa.

Si te gusta Can Roca te gustará:

Granja Elena. Passeig de la Zona Franca, 228.
La cova fumada. Baluart, 56.

SOMOS CLÁSICOS Y QUEREMOS UN CAFÉ CON LECHE Y UNA MAGDALENA
Nuestro lema es hacer las cosas como se han hecho toda la vida, y nada más levantarnos lo que nos apetece es un café con leche y algo dulce y no demasiado contundente, léase cruasán o magdalena. Pero queremos huir de la clásica granja de pastelería ultracongelada y café con sabor a matarratas y, si puede ser, empezar la mañana en un sitio bonito, cuidado y donde nos van a alimentar de forma clásica a las mil maravillas. Ese lugar se llama Jaime Beriestain, y es una popular tienda de un más que popular interiorista, llamada 'concept store', que vende objetos para el hogar y cuenta con un hermoso restaurante-cafetería de vocación 'healthy' que, no obstante, tiene una pastelería que quita el hipo. Sus 'muffins' son una delicia (tienen uno de limón que nos encanta) y toda su bollería es artesanal. Tienen, además, una selección de zumos y bocadillos.

Si te gusta Jaime Beriestain (Pau Claris, 167) te gustará:

Cup & Cake Barcelona. Enrique Granados, 145. 
Giulietta Cafè. Plaça Tetuán, 4.