CALORÍAS SIN NUTRIENTES
La gente siempre se propone dejar el alcohol después de pasar una mala resaca, aunque suele quedarse en una simple idea que nunca se lleva a cabo. Que si una cerveza con los amigos, que si una copa con los compañeros del trabajo... Dejarlo por completo es un reto difícil, peor con grandes beneficios para nuestro cuerpo.
Tras el verano, los kilos de más se convierten casi en una pesadilla. Lo peor es que en la mayoría de ocasiones continuamos arrastrándolos hasta navidad. Por ello, son muchos los que se animan a comenzar una dieta.
La preocupación sobre qué comer o no comer aumenta. Sin embargo, no sucede lo mismo con lo que bebemos. Deberíamos saber que el alcohol es el peor enemigo de una buena alimentación. Se trata de calorías extra que añadimos a la dieta y que finalmente acaban saboteando el objetivo que nos hemos fijado. La pregunta clave es: ¿Cuánto peso perderíamos si dejamos el alcohol?
Cada gramo de alcohol contiene más de siete calorías, por lo que fácilmente una copa puede llegar a tener más de 200 calorías. Esto sin sumar las calorías que poseen los refrescos con los que las acompañamos. A este tipo de calorías se las conoce como calorías vacías, ya que no aportan ningún valor nutricional. Por tanto, obtenemos calorías que que elevan nuestro peso, pero no nutrientes extra.
Además de que el hígado, encargado de procesar y filtrar el alcohol, no podrá hacerlo de la manera adecuada, hay que conocer otros datos. El alcohol actúa igual que un hidrato de carbono, por lo que se almacena muy fácil como tejido graso. Nuestro cuerpo guarda las calorías del alcohol como acetato, una sustancia que el organismo consume antes que la grasa. Es decir, quemaremos la energía que nos proporciona el alcohol y nos costará mucho más desprendernos del exceso de peso.
Para hacernos una idea de cuánto influye en nuestro cuerpo el alcohol, pongamos el ejemplo de aquellos que todas las tardes se toman su cervecita. Si dejaran de hacerlo, perderían más de 4 kilos a lo largo de un año. ¡Nada mal!
Ya no solo se trata del aporte calórico, también de los efectos negativos que conlleva para nuestro organismo consumirlo. Desde daños cerebrales hasta infertilidad. Quizá el reto sea difícil, pero no beber alcohol es prácticamente la mejor de las dietas.