SE ENCUENTRA EN PITTSBURGH (PENSILVANIA)

Conflict Kitchen, el restaurante que sirve comida de países en conflicto con EE UU

Su misión es no sólo abrir el debate, sino también acercar a la población local una serie de países que actualmente se encuentran en conflicto con Estados Unidos, de los cuales, aseguran sus responsables, el estadounidense medio sabe más bien poco. Actualmente, el país elegido es Irán, y sus menús se preparan con la ayuda de iraníes exiliados a causa del conflicto.

Conflict Kitchen, en su etapa destinada a PalestinaCocinatis

La idea surgió hace apenas seis años en Pittsburgh, una pequeña ciudad industrial de apenas 300.000 habitantes, y el respeto con el que se trata el tema del conflicto lo ha convertido en un referente tanto para la población local como para los numerosos visitantes que recibe a diario. Conflict Kitchen no es un restaurante al uso, sino un establecimiento de comida rápida que va cambiando de país invitado en función de la política exterior de Estados Unidos. Actualmente ofrecen un menú iraní, que se ha elaborado gracias a las aportaciones de la población iraní autóctona y de los viajes de sus dos propietarios por el mundo.

El objetivo, aseguran sus creadores, es favorecer el acercamiento entre estados y dar a conocer la cultura de los países en conflicto a través de la gastronomía. Esta máxima se traduce en cambiar íntegramente la decoración del local cada vez que se cambia de país invitado. Rusia, Venezuela, Cuba, Corea del Norte o Afganistán han sido algunos de ellos, aunque en la actualidad es Irán el país invitado.

Y la cosa no acaba aquí. Pese a lo diminuto del local, es un hervidero de actividades de todo tipo, siempre relacionadas con el país invitado. Una de ellas son las comidas destinadas a convertirse en focos de discusión sobre los pormenores del país invitado, en las que se invita a diversas personalidades relacionadas con este país con el fin de cambiar impresiones sobre él y responder a las preguntas de los asistentes. También se recibe periódicamente a un Instagrammer invitado, que acerca la cultura local a través de imágenes al público asistente. Ofrecen, además talleres para escuelas, y tienen un servicio de catering.

Sus dos propietarios tratan de viajar a los países en conflicto, y, sobre todo, de formar muy bien al personal, que sin necesidad de ser cum laude en política internacional deben tener los suficientes conocimientos para responder a las preguntas de la clientela.