RECETA
Los garbanzos son unas legumbres muy nutritivas y deliciosas.Sin embargo, su preparación puede complicarse y estos pueden acabar despellejados embruteciendo los platos. Te contamos algunos trucos para que siempre estén perfectos y listos para disfrutar.
Los garbanzos son uno de los alimentos más versátiles que tenemos, ya que esta legumbre se puede usar tanto para una ensalada como para un potaje. Sin embargo, no siempre quedan perfectos, ya que podemos encontrar alguno roto o despellejado estropeando el emplatado. No obstante, existe una manera de poder evitarlo y disfrutar de los garbanzos sin estas preocupaciones.
En primer lugar, antes de cocerlos, siempre hay que ponerlos en remojo durante un tiempo prolongado. Lo ideal es que estén sumergidos en agua toda la noche para ablandarlos e hidratarlos. Siempre debemos de echar una generosa cantidad de agua, ya que los garbanzos al absorberla se hinchan y si no echamos suficiente puede quedarse corta. Por otro lado, hay que tener en cuenta que esta agua no se puede usar para cocinarlos, porque habrá cogido el amargor de los garbanzos y puede que no guste a todos.
A la hora de cocinar los garbanzos, como ocurre con el arroz, se debe medir la cantidad adecuada de agua para realizar la cocción. Debemos usar tres partes de agua por una de garbanzos. Además, tenemos que tener en cuenta que a la hora echar esta legumbre en la olla, esta debe haberse calentado, sin embargo, siempre hay que hacerlo antes de que el agua rompa a hervir. A continuación, cocinamos a fuego lento para controlar su cocción y removemos cada cierto tiempo para que no se queden
Podemos añadir más agua, si nos hemos quedado cortos, pero tiene que estar caliente. Si interrumpimos la cocción, al echar agua fría, los garbanzos pueden quedar duros. Cocina sin prisa y ármate de paciencia, ya que su preparación puede tardar entre una hora u hora y media, pero usando estas recomendaciones siempre quedarán perfectos.