RECETA FÁCIL
Los cogollos de lechuga se pueden cocinar a la plancha y, si quieres probar su sabor, te animamos a preparar esta receta propuesta por @gozoyas.
¿Sabías que la lechuga se puede cocinar a la sartén? No es lo más habitual, pero se puede hacer y le da una textura diferente a los platos. ¿Te atreves a probarlo?
En la receta que recogemos a continuación, @gozoyas utiliza los cogollos para preparar este rico plato acompañado con una salsa de pimientos del piquillo y frutos secos. Como verás, no son necesarios muchos ingredientes y se prepara en poco tiempo.
1. Corta los cogollos por la mitad de arriba a abajo, echa un chorrito de aceite de oliva virgen extra (AOVE), una pizca de sal y otra de pimienta negra (si es recién molida, mucho mejor).
2. Pon un poco de aceite de oliva a la sartén y pon los cogollos a cocinar.
3. Mientras tanto, prepara la salsa, aunque no olvides de ir vigilando los cogollos, no vaya a ser que se quemen (al cabo de un rato, dales la vuelta). Lo que decíamos, para la salsa solamente tienes que poner en un vaso de batidora los pimientos del piquillo (los puedes cortar un poco), los anacardos (o el fruto seco que más te guste), el ajo, el perejil fresco, una pizca de sal y 3 cucharadas de AOVE.
4. Cuando los cogollos ya estén en su punto, retíralos de la sartén, colócalos en un plato e incorpora por encima la salsa de pimientos del piquillo.
5. Para darle el toque final, pon unas anchoas por encima y listos (si no quieres anchoas, @gozoyas propone como alternativas, boquerón en vinagre o pollo desmenuzado).
El origen de los pimientos del piquillo lo encontramos en Navarra, concretamente en la zona de Lodosa, unos cuantos siglos atrás, pero fue en el siglo XX cuando se hicieron muy populares.
Son de tamaño más bien pequeño, con un toque picante suave y tienen una forma puntiaguda, un pico, y de ahí viene su nombre, piquillo. Se suelen asar sobre fuego, que les da este característico sabor ahumado. Luego, se pelan y se envasan sin agua ni conservantes para conservar su sabor y textura.
Tradicionalmente, se recolectan a mano y en la cocina se usan de una forma muy variada: tanto los puedes servir enteros como acompañamiento de una carne, cortarlos en tiras para añadirlos a una ensalada o hacer una salsa como en la receta anterior.
Cuando vayas a comprarlos, fíjate bien porque solo los que lleven el sello de la Denominación de Origen Protegida (DOP) son los que se han cultivado en Navarra, cumplen los estándares de calidad y pueden utilizar este nombre.