Facua ha reunido algunos de los más gordos en su libro 'Timocracia'

Cobrar por "la lavandería" y otros timos en la cuenta de restaurantes

"La cuenta, por favor", decimos sin percatarnos de la que se nos viene encima. Cobros por aspirinas, cubiertos o supuestos extras del plato no deberían suceder. Pero suceden, vaya si suceden.

Ahí está el servicio de lavandería. Bien cobradoTwitter: @raulgaldon

Desconocemos el porqué, pero algo tiene el veranito que dispara la cantidad de timos, engañifas y cutrerío variado que puede acontecer en un restaurante. Uno de los últimos ejemplos ha sido el que ha posteado el usuario @raulgaldon en Twitter, denunciando que le habían cobrado "servicio de lavandería", como si el camarero, además de servirle los espaguetis, le hubiera lavado y planchado la ropa interior. A este respecto, la asociación de consumidores Facua tiene un libro publicado, Timocracia, que recoge algunos de los ejemplos más llamativos de sorpresas en las cuentas de bares y restaurantes. Atención, porque hay de todo, como en botica.

Cobrar por el pan. Esto suele ser habitual en, a ojo de buen cubero, uno de cada tres restaurantes. Para que sea legal el concepto "pan" tiene que figurar en la carta. Podemos pedir las unidades que queramos independientemente del número de comensales. Si no viene en la carta y luego resulta que han afeitado dos euros por barba, es el momento de reclamar.

Café con hielo | Getty Images

El hielo del café. El misterio por el que algún restaurante que otro se ha lanzado a cobrarlo sigue sin resolverse a día de hoy. Sobre todo porque, en el caso de un refresco, nunca se haría. Y si se hace en algún momento, será en el apocalipsis de la humanidad. En todo caso, los bares que lo deseen pueden incluir en la carta el concepto "café con hielo" y pedirlo sin remordimientos.

Suplemento si la carne está muy hecha. ¿Ein? ¿Se supone que es porque se ha invertido más gas o electricidad de la cuenta en su elaboración? Por esa misma regla de tres, si la pedimos poco hecha, deberían de cobrarnos menos y ya no te quiero contar en el caso de un steak tartar, en el que la carne está cruda. Ahí deberían de darnos hasta dinero a los clientes.

PM o SPM. Ni es "Policia Montada" ni "Síndrome Premenstrual". Lo que estas siglas quieren decir es "precio de mercado" o "según precio de mercado". Para evitar sorpresones con la cuenta es mejor interrogar al camarero para que nos oriente con los precios. Esto podría solventarse poniendo un precio aproximado en el menú o una pegatina con el importe del día, pero no se suele hacer.

Agua | EFE

Agua del grifo, cobrada. Una práctica tirando a muy cutre que, no obstante, encuentra un resquicio legal si aparece en el menú. Claro que a ver quién tiene los santos arrestos de poner "agua del grifo" sin que se le caiga la cara de vergüenza. Algún hostelero sin escrúpulos habrá...

El cubierto, a precio de plata. Esos importes surrealistas que aparecen en el menú y que se refieren a "cubierto" no son legales, salvo que después te permitan llevarte el tenedor, la cuchara y el cuchillo a casa. Oye, tampoco es mala idea, que a lo mejor con cuatro o cinco visitas te montas una vajilla de lo más salada sin gastarte demasiado.

Extras cobrados aparte. La salsa de la hamburguesa o la mayonesa del sándwich, por separado. Vale, suena cutre y lo es, pero es perfectamente legal si así se especifica en la carta. No faltará quien ponga "hamburguesa pelada" a 3 euros para luego empezar a cobrar a saco por lechuga, tomate, ketchup y hasta por las semillitas de sésamo.

La aspirina, a precio de mercado. Cobrar por una aspirina es de locos, pero ha sucedido. Además, es más grave de lo que parece ya que los establecimientos hosteleros no pueden, legalmente, suministrar medicamentos a sus clientes. ¡Que es un gastrobar y no una farmacia! Por mucho que la sangría supiera a jarabe paa la tos, esto no puede ser...

Cobrar por ir al baño. Sin comentarios. En este caso, una buena respuesta puede ser aliviarse en la mesa. O no.